La realidad es que es una decisión arbitraria y oscura, que se presta a todo tipo de sospechas.
¿Qué es un desvío de fondos? Pues supongo que eso, pasarlos de un lado en el que les corresponde, a otro donde no hay ninguna justificación. Si eso conlleva o no responsabilidades civiles o penales, es otra cosa. Pero, analizando por todas partes el asunto, el Ayuntamiento de Mérida jamás debió haber pagado 21 millones de pesos por semejante atrevimiento.
Idilio sospechoso
Pero pagaron todos los habitantes de Mérida, y si lo que dice el diputado federal Daniel Ávila Ruiz es cierto, entonces pagamos todos.
En ese caso, la alcaldesa, Angélica Araujo, y los siete regidores del cabildo de Mérida del PRI que aprobaron el pago habrían usado dinero social -y federal- para que la cantante colombiana les meneara las caderas.
Ya con eso debería ser suficiente para haber llamado la atención de todo el país, pero no. Eso, o la presencia de los seleccionados Sub 17 y la extrañeza de 140 mil pesos en boletos de avión, que nadie sabe quién pagó.
Por otro lado... ¿Promoción turística? 47% de los visitantes a Mérida por el concierto vinieron de Campeche. Así es: Campeche. Y lo hicieron porque les quedaba cerca, y porque el concierto en Cancún había sido privado. ¿Qué clase de inútil promoción turística es esa?
Caprichos de niña
Por otra parte, los rumores. Hay una cuenta de Twitter a nombre de @angiespadas que, ruego a Dios, parece ser apócrifa. Porque si realmente la hija de la alcaldesa twitteó lo que dice ahí, el escándalo de imagen sería mayúsculo.
Como no hay ninguna justificación real para llevar a Shakira a Mérida con fondos públicos, la mente de las personas comenzó a volar. Los rumores crecieron hasta este nivel: que el concierto y la presencia de los seleccionados Sub 17 eran un regalo de cumpleaños para la hija de la alcaldesa. Esto, inflamado por el hecho de que el año pasado, en su celebración número 15, mientras su mamá era candidata a la alcaldía, la adolescente Angélica Espadas tuvo una fiesta con actos de circo incluidos y lujo brutal en una hacienda. Las fotos de esa fiesta aún circulan en la red.
Además, el Diario de Yucatán ha hecho un recuento de las muchas propiedades que la alcaldesa y su compañero tienen en la ciudad.
¿De a cómo la cooperacha?
Si el Ayuntamiento pagó 21 millones de pesos por el concierto... Entonces, ¿cuánto pagó por la remodelación del sitio del concierto?
¿Cómo van a hacer un parque ahí para la gente de Mérida si los terrenos son federales? ¿Ya se hizo la expropiación en favor del ayuntamiento?
¿Quién demonios pagó los boletos de los seleccionados Sub 17?
¿Qué empresa constructora hizo el acondicionamiento de La Plancha? Porque ciertamente no fue la empresa promotora.
¿Dónde están los patrocinadores que supuestamente representaron la recuperación de lo invertido?
¿Realmente coincidió todo este asunto con el cumpleaños de la hija de la alcaldesa?
Por último: Shakira no es un evento cultural, no se justifica que ningún estado pague por ella o por Ricky Martin o Justin Bieber, mucho menos para remodelar un terreno urbano. Alcanzaba para remodelarlo y sobraba con los 21 millones.
En proporción, Shakira es para el gusto de muy pocos. ¿Por qué habrían de pagar todos, cuando no es de ningún interés público?
Y reitero: ojalá que la cuenta de Twitter @angiespadas sea falsa. Ahora, aunque lo sea, lo publicado ahí este fin de semana revela que todavía existe un lío de clases sociales enconado y ancestral. Ricos contra pobres. Muy muy ricos contra muy muy pobres. Aquello de la "Casta Divina" que existía (¿o existe?) en Yucatán. Y no está por de más recordar, como lo hizo John Kenneth Turner en "México Bárbaro", que en esos campos henequeneros se implantó el germen de nuestra Revolución.
Porque hay límites. Y se alcanzan, tarde o temprano. Hoy, más que nunca, frente a las elecciones del 2012, es indispensable que el dinero público sea completamente transparente. Cualquier otra cosa es un error.- México, D.F.
Shakira en Mérida ¿Qué diablos fue eso?
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(shakira, critica, nacional, )
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René Franco Lun (*)