¿La decapitación más antigua?

24 septiembre 2015
Noticias de Yucatán


La decapitación no es una forma de ejecución más. Tiene un componente de dominación, de superioridad sobre el enemigo, y un efecto atemorizador que va más allá del miedo. Incluso grupos terroristas como el Estado Islámico siguen decapitando hoy en día y exponiendo públicamente las cabezas de sus víctimas como herramienta del terror, igual que hacían los indios Arara o Munduruku hace varios milenios.

Diversos pueblos americanos han utilizado esta forma de ejecución tanto en situaciones de conflicto bélico como en rituales religiosos. Los Incas, por ejemplo, usaban las cabezas de los enemigos más importantes como trofeos y las convertían en jarras para beber lanzando un claro mensaje de supremacía militar. También los conocidos Jíbaros de Ecuador reducían las cabezas de sus rivales y las atravesaban con cuerdas para poder transportarlas con ellos.

Pero, hasta la fecha, la evidencia más antigua de esta práctica que impresionó a los conquistadores europeos hace más de cinco siglos se remontaba a hace unos 3.000 años. Y, además, todas ellas habían sido encontradas en el área andina.

Ahora, un equipo científico liderado por investigadores del potente Departamento de Evolución Humana del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania) ha documentado la decapitación más antigua del Nuevo Mundo, retrasando la fecha hasta hace más de 9.000 años y, además, lo ha hecho fuera de la zona andina, en el Este de Brasil, a más de 1.000 kilómetros de la frontera con Bolivia.El equipo científico, encabezado por el brasileño André Strauss y en el que ha participado el investigador español Domingo Carlos Salazar-García, científico del Max Planck, de la Universitat de València y de la University of Cape Town, encontró los restos en el año 2007 en un sistema kárstico de cuevas llamado Lapa do Santo. El cráneo decapitado, el llamado número 26, apareció en el yacimiento arqueológico junto con otros 27 individuos enterrados -algunos de ellos curiososos, como un cráneo con cientos de dientes en su interior que aún no ha sido publicado-.

La antigüedad de la decapitación ha sido fijada entre 9.438 y 9.127 años gracias a la datación con carbono-14 realizada sobre restos de colágeno extraídos de un hueso situado en la base del cráneo llamado esfenoides. Lo que retrasa unos 4.500 años las evidencias de la práctica de la decapitación en los pueblos sudamericanos.Para muchas culturas antiguas la decapitación consiste en la separación del alma y lo carnal.

De alguna forma, desproveer al enemigo de su cabeza y apropiarse de ella como trofeo otorga al poseedor la fuerza y valentía de la víctima o le protege ante una eventual venganza. Sin embargo, en el caso del hallazgo recién publicado en la revista científica PLOS ONE se trata de una decapitación ritual y no en un contexto de violencia o de conflicto bélico.

«Las cabezas trofeo suelen tener agujeros en los que poder pasar cuerdas para llevarlas o mostrarlas o tienen engrosado el forámen magno, donde se inserta en el cráneo la espina dorsal, como consecuencia del empalamiento para una exposición pública», explica Salazar-García desde Sudáfrica. "Además, los valores isotópicos de estroncio, similares a los del resto de la población allí enterrada, sugieren que el individuo era un miembro de la comunidad local, no un foráneo", dice el arqueólogo biomolecular valenciano.

Ninguna de estas características aparecen en el individuo 26 de Lapa do Santo.Además, en los casos del uso de cráneos como trofeo éstos no aparecen asociados a huesos del esqueleto postcraneal -vértebras u otros huesos de miembros o tronco- ya que se suelen usar durante un tiempo y son abandonadas después. En el caso del decapitado encontrado en Brasil, el enterramiento cuenta con la mandíbula y con seis vértebras, además de ambas manos dispuestas a modo de ritual mortuorio ante la cara.

Hasta ahora, se pensaba que la decapitación era un fenómeno andino en Sudamérica, pero este hallazgo abre a nivel arqueológico el uso de la decapitación a otras zonas del continente.

"Seguramente hará que se revisen otros restos hallados con anterioridad y no me extrañaría que apareciesen huesos con signos de este tipo de prácticas en los fondos de algún museo", dice Salazar.

En estos grupos de cazadores recolectores, no había ningún tipo de arquitectura ni de ajuares con los que se enterrasen los cuerpos, de modo que los autores interpretan este tipo de enterramiento como una forma de expresar sus principios cosmológicos con respecto a la muerte.«Se han documentado cráneos con los bordes trabajados durante el Paleolítico Superior europeo, hace entre 15.000 y 12.000 años, en los que a veces se asume que hubo decapitación. Pero no se han encontrado evidencias directas de que la hubiese. Así que en cierto sentido podríamos estar ante la decapitación más antigua de la Historia», asegura el investigador español. El Mundo.

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