Noticias de Yucatán
En 2004 Clara Tapia Herrera conoció a Jorge Antonio
Iniestra, quien en ese entonces tenía 32 años, y con él mantuvo una
relación sentimental sin saber que viviría una pesadilla.
Durante cinco años la mujer permitió que su pareja
abusara sexualmente de sus dos hijas menores de edad y tuviera como esclavo a
su hijo.
En 2009, Iniestra asesinó a una de ellas y a la bebé de 3
meses que acababa de nacer, producto de los abusos sufridos.
Sin embargo, la verdad saldría a la luz hasta dos años
después, cuando Clara hizo la denuncia tras un largo recorrido por distintas
instancias de gobierno, las cuales sólo se limitaban a decirle que el caso
"no era de su incumbencia".
“Conocí a este tipo que al principio se portó muy amable
y decía que amaba a mis hijos y que a mí me quería, en poco tiempo sacó lo que
es: un maldito”, comentó Clara el día que fue presentada en la Procuraduría
General de Justicia capitalina (PGJDF) ante los medios de comunicación.
Por un largo tiempo Clara vivió en la conserjería de la
escuela primaria Manuel C. Tello, en Iztapalapa, donde laboraba. Allí, ella y
sus hijas vivieron en cautiverio.
En el inmueble El Monstruo de Iztapalapa mantenía
relaciones sexuales con Clara y sus hijas, Rebeca y Gabriela, las hacía tener
contacto entre hermanas, incluso frente a su hermano Ricardo.
Al menor lo obligaba a trabajar recolectando cartón y
llevarle el dinero que obtuviera. Cuando no le entregaba el efectivo, su
padrastro lo golpeaba con un cinturón en la espalda. El Debate.