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Tras la denuncia pública realizada por la fotografa Ange Cano en contra del bar La Carmela, ambas partes llegaron a un arreglo por lo que la afectada agradeció el apoyo del equipo del establecimiento, después del incidente que se registró ahí el sábado por la noche.
En sus redes sociales, La Carmela compartió el mensaje escrito por la fotógrafa yucateca, en el que agradeció a Arturo Lagares, director del bar, por la intención de solucionar "mano a mano" el hecho.
La Carmela contestó con un agradecimiento por "permitirnos aclarar la confusión de lo ocurrido la madrugada del domingo".
Fotógrafa denuncia robo y agresión en bar del centro de Mérida
La fotógrafa y artista Ange Cano denunció a través de Facebook el maltrato que recibió el fin de semana pasado en el bar La Carmela, ubicado la calle 60 del Centro Histórico de Mérida, por parte del personal y de policías municipales, tras la desaparición de su teléfono celular.
En su narración de los hechos, Ange Cano expuso en una publicación en la red social que del sábado al domingo acudió al bar La Carmela y, tras pagar la cuenta, se retiró. En la puerta notó que su celular se quedó en la mesa, por lo que regresó a preguntar a los meseros si lo tenían.
"Ellos prepotentemente, sin siquiera revisar, me contestaron 'aquí no hay nada'. Yo les contesté 'por favor, ¿pueden revisar'. Ni siquiera revisaron y me dijeron 'no, no podemos. Y no puedes estar aquí'. Yo volví a insistir en que por favor revisaran".
"Ante eso el mesero me agarró de las muñecas y me jaló con tal fuerza al punto de lastimarme. Ahí me asusté mucho y le dije 'no tienes derecho a tocarme, ¿Quién te crees' Y me dijo 'por favor, señorita, retírese'. Le contesté que no me iba a ir sin mi celular".
Ange Cano narró que se mantuvo en el lugar, hasta que un elemento de seguridad llegó. La empujaron y la jalaron para sacarla por la fuerza, pero ella se resistió, con el argumento que no la podían tocar. El elemento de seguridad la tomó por la espalda y la cargó hasta las escaleras y a la salida, lo que lastimó a la fotógrafa, quien estaba a punto de llorar.
"Veía cómo no podía hacer nada porque eran mucho más fuertes físicamente". En la entrada, Ange Cano y sus amigas esperaron media hora en la entrada, pero nadie les auxilió. Junto a ellos estaban los meseros y la gerente Cecilia Osorio para ver qué ocurría.
Uno de los meseros marcó para "pedir refuerzos", mientras a ella le decían que ya estaba llegando al policía. Los elementos municipales se quedaron afuera de La Carmela.
"En ese momento entendí que no había nada que hacer, era obvio que los policías estaban yendo a auxiliar a La Carmela y no a nosotros, que habíamos sido violentados y agredidos", escribe la artista.
"Al bajarse, lo primero que dijeron fue '¿quién rompió esa puerta?' Y la gerente Cecilia Osorio contestó 'fueron ellos, están alterados y necesito que me la paguen porque sino a mí me la van a cobrar, así que me deben mil 500 pesos'".
“Los policías no estaban haciendo nada para ayudarnos, sólo nos juzgaban y trataban como animales”.
La solución era que los policías municipales vieran las cámaras de vigilancia, pero ella no podía verlas. Cuando regresaron los elementos municipales sólo le dijo que revisara su bolsa, porque nunca se ve que saca el celular. Ange Cano nunca lo recuperó.
También cuestionó al policía municipal si vio la agresión del personal de La Carmela, a lo que respondió que no.
A uno de sus amigos, la credencial para votar le fue retirada –cuando es un delito electoral, en plenas campañas–, nunca se lo devolvieron. Los policías municipales los presionaron para que se fueran porque, de lo contrario, serían llevados a los separos.
Ange Cano ha estado en procesos para denunciar a La Carmela, los meseros y los policías municipales. La Jornada Maya