El caso de una niña del estado de Espírito Santo, en el
sureste de Brasil, a quien se le permitió abortar de manera legal, provocó
protestas y reacciones que llegaron al insulto hacia la víctima, por parte de
evangélicos y otros grupos cristianos pentecostales. Manifestantes de esas
iglesias se reunieron frente a un hospital para evitar que a la niña violada le
fuera practicado el aborto legal, según el diario "Estado de São
Paulo". Anteriormente, el tribunal de Espírito Santo había permitido el
procedimiento, porque la vida de la niña estaba en peligro.
Según la ley brasileña, la interrupción del embarazo solo se
permite después de una violación y si la vida de la madre corre riesgo. Por lo
general, estos casos se tratan en discreción absoluta. Sin embargo, en este
caso se hicieron públicos los datos de la niña, que proviene de un entorno
pobre y vive con su abuela. Se ordenó una orden de aprehensión contra el tío,
de quien se dice que abusó de ella desde que tenía seis años. El hombre de 33
años ya fue detenido.
Víctima insultada como "asesina"
Numerosos videos en las redes sociales muestran cómo
opositores al aborto bloquearon la entrada a la clínica y trataban de impedir
la entrada de los médicos encargados del procedimiento. El bloqueo solo se pudo
romper con la intervención de la policía. La niña también tuvo que ingresar al
hospital de Recife bajo protección policial, donde finalmente se le practicó el
aborto legal.
Anteriormente, un hospital cercano se había negado a
realizar el procedimiento a pesar de la orden judicial. La niña de diez años
fue insultada a gritos por los evangélicos, que la llamaron
"asesina". En las redes sociales, sin embargo, muchos usuarios se
solidarizaron con la niña.
El caso se hizo público luego de que la ministra de familia
Damares Alves, de confesión evangélica, lamentó la decisión judicial en las
redes sociales. Como resultado, otros políticos evangélicos y partidarios del
presidente Jair Bolsonaro presionaron al poder judicial y a la familia de la
niña. La activista de derecha que se hace llamar "Sara Winter"
incluso publicó el nombre de la niña y el hospital donde se realizó el aborto,
lo cual puede constituir un delito.
El debate toca un tema tabú en Brasil. La cantidad de
abortos ilegales, que los expertos estiman en más de un millón por año, muestra
cuán grande es la difícil situación de muchas mujeres. Alrededor del 90 por
ciento de las intervenciones se llevan a cabo en condiciones higiénicamente
catastróficas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una mujer en
Brasil muere cada dos días como resultado de un aborto fallido.