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El doctor en arquitectura Marco Tulio Peraza Guzmán y el investigador Luis Ramírez Carrillo hacen un balance de los retos a que se enfrenta Mérida en los próximos años y los principales problemas que se deben resolver para convertirse en una ciudad de avanzada.
Marco Tulio Peraza Guzmán destaca que Mérida concentra la mayor cantidad y calidad de desarrollo urbano y de crecimiento comercial con servicios de calidad que la han ido posicionado a nivel nacional como una de las principales del país y distinguido por su alto nivel de calidad de vida.
Sin embargo, añade, presenta también la otra cara de la modernización de las ciudades en desarrollo: altos índices de pobreza y marginalidad social, empleo mal remunerado y rezagos en la calidad de infraestructura y servicios de educación y salud en gran parte de su entorno urbano, donde vive la mayoría de su población.
“Los principales retos que conlleva se relacionan con dos grandes contradicciones: El contraste deldesarrollo económico, social y cultural entre el norte y sur urbano, y el contraste funcional, organizativo y distributivo entre su Centro Histórico y la periferia urbana.
Otras consideraciones del doctor Marco Tulio Peraza Guzmán sobre el Centro.
“Mérida también tiene el reto de compatibilizar su desarrollo con sus recursos culturales y naturales, ya que ambos son determinantes para aspirar a mejores niveles de vida de su población”.
“Los problemas que aquejan al Centro tienen que ver con la concentración excesiva de funciones y su explotación a gran escala. Hay una saturación de la actividad de abasto que concentra cerca del 75% de todo el estado en un solo núcleo mercantil y lo mismo hace con la actividad del transporte, el comercio, el equipamiento público y los servicios, vinculando su problemática al deterioro de edificios derivado de la especulación de predios históricos”.
El transporte ya requiere una solución integral
Cuatro son los lastres que arrastra Mérida al cumplir 471 años, según afirma el investigador Luis Ramírez Carrillo: los bajos salarios, un sistema de transporte al borde del colapso, la especulación de la tierra y la cada vez mayor población de ancianos sin acceso a servicios sociales y médicos.
Investigador del Centro “Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán, Luis Ramírez afirma que las autoridades estatales y municipales deben actuar de común acuerdo y tomar medidas efectivas para resolver esos problemas antes de que se desborden y los costos sean mayores para la ciudad.
Bajo ingreso
“Uno de los principales problemas que arrastra Mérida es su prolongada permanencia como una ciudad de bajos ingresos de sus habitantes”, indica el investigador.
La realidad, añade, es que somos una de las ciudades donde peor se paga en el país y muchas personas no tienen una perspectiva de mejoría económica.
“Lo más grave es que dos terceras partes de la población meridana vive en algún nivel de pobreza y carecen de cobertura médica y acceso a buenos niveles de educación.
“Hay sectores de la población que tienen poca esperanza de movilidad social y eso genera desaliento y conductas antisociales. La mayor parte de la población tiene en su perspectiva de vida nacer y morir en el mismo nivel económico”.
Otro problema en la ciudad, añade Luis Ramírez, es su expansión territorial, la cual no va acorde con las posibilidades económicas de Mérida para dotarla de servicios adecuados de energía, agua, basura, seguridad y transporte.
“Se está generando un problema serio de gobernabilidad urbana y de calidad de vida, que en poco tiempo puede derrumbarse si se continúa permitiendo esa expansión.
“Vemos que la tierra se ha utilizado como moneda de pago de favores políticos. Hay una explosiva construcción de fraccionamientos que no tienen correlación con las necesidades sociales reales ni con la capacidad del municipio para darles servicios.
“En Mérida hay más de 50,000 predios vacíos, 10,000 en el centro y 40,000 en la zona metropolitana, pero vemos que se siguen construyendo más casas.
“Ambos niveles de gobierno, el estatal y el municipal, deben darse cuenta de que en este caso ya se necesita su intervención para regular el uso del suelo y establecer un plan de ordenamiento territorial apoyado en conjunto por el gobierno estatal y la Comuna”, añade.
Ramírez Carrillo indica que las autoridades estatales y municipales también tienen que abordar ya y buscar una solución integral al problema del transporte, que está llegando al límite y puede colapsarse en los próximos años.
“Ni con subsidios ni con alzas en las tarifas se van a solucionar las cosas. Deben intervenir las autoridades estatales y municipales de manera coordinada para reorganizar un sistema que tiene medio siglo de existencia.
“El aumento en las tarifas tiene un límite, y ese límite es el bajo nivel de ingresos que tienen las personas que usan el camión. En el caso del subsidio a los transportistas habría que preguntarnos cuánto tiempo más se estará otorgando, ¿tres o cuatro años?
Cuello de botella
“Hay un cuello de botella grave y en algún momento esto va a colapsarse. Las autoridades deben tomar decisiones firmes, ya que sin la participación del gobierno del Estado y del ayuntamiento de manera conjunta con los transportistas no se van a solucionar las cosas y vendrán en cascada otra serie de problemas para la ciudad”, afirma Luis Ramírez.
Ciudad de contrastes
Los ciudadanos, llamados a jugar un rol más activo
Principales retos
“Son dos caras de la misma moneda porque en ambas contradicciones prevalece el desequilibrio de servicios, infraestructura y equipamiento público.
“Mérida necesita retomar el desarrollo policéntrico manifiesto en la estructura barrial de su Centro Histórico y fomentar las nuevas centralidades en la periferia, inspirándose en este modelo de desarrollo como estrategia para recomponer y recuperar el equilibrio en todos sus rumbos urbanos.
“Se deben fomentar nuevos enclaves de servicios y equipamiento que hagan las veces de subcentros urbanos, mediante proyectos detonadores y así recomponer la actual polarización socio-espacial de la ciudad.
“Para ello es necesario modificar las pautas de gobierno que favorecen el autoritarismo patrimonialista, mediante decisiones unipersonales o de grupo y los intereses del mercado especulador del suelo, por la política del bien común y de gobernanza ciudadana que anteponga los objetivos de un desarrollo equilibrado para el conjunto de la ciudad”, dice.
El doctor Peraza Guzmán afirma que los problemas que aquejan a Mérida son variados, pero tienen un origen común: corresponden a una modernización inacabada o parcial de su desarrollo.
“Mérida tiene un desarrollo dual o polarizado entre los rumbos urbanos de la Mérida del Norte y la del Sur. Y un desarrollo intermedio de sus sectores Oriente y Poniente donde prevalecen las clases medias.
“Lo anterior denota alto nivel de desarrollo e incluso superávit de servicios de toda índole en su zona desarrollada, pero también gran carencia de servicios y calidad de infraestructura en el Sur urbano”.
El mayor peso
“Es sobre el Centro Histórico que recae el grueso de los servicios públicos, el equipamiento, el abasto y buena parte del empleo de los habitantes del sur de la ciudad.
“Es necesario corregir esta dicotomía del desarrollo fomentando la heterogeneidad social, intercalando enclaves de desarrollo en el sur con fraccionamientos de vivienda residencial y servicios de alto nivel -Metrópoli Sur fue un primer intento- y de vivienda social en otros rumbos de la ciudad más consolidados.
“Los nuevos núcleos de desarrollo están localizados entre el nororiente y norponiente y solo atienden a una tercera parte de su población, que es la de mayor ingreso. El resto depende de los que dispensa el Centro Histórico prácticamente.
“El crecimiento urbano se rige por políticas de especulación del suelo que fomentan la dispersión de los asentamientos, aún cuando interviene el gobierno en la dotación y regularización del suelo.
“No existe un modelo estratégico de ciudad ni políticas públicas que integren y orienten el crecimiento urbano y garanticen en los nuevos asentamientos una conectividad adecuada, su autonomía de servicios, una adecuada relación entre tamaño y densidad y una escala de gobernabilidad y administración urbana”.
Marco Tulio Peraza también se refiere al reto de la gobernabilidad y la gobernanza en la ciudad.
Participación
“Mérida es una ciudad con creciente participación ciudadana y su historial de competitividad política lo certifica. Su ciudadanía es participativa y lo manifiesta no solo electoralmente con comicios competidos en cada elección, sino también en el creciente número y participación de organizaciones ciudadanas de diversa índole.
“Ese es un potencial peculiar que debe aprovecharse desde el poder público abriéndole cause en vez de ignorarlo o manteniendo políticas tutelares o clientelares.
“Desarrollar una sociedad democrática hoy en día implica no solo elegir representantes democráticamente, sino también participar en la gobernabilidad de la ciudad.
“A esto se le llama gobernanza, concepto que da al ciudadano un papel activo y colaborativo con el poder público. Mérida requiere adoptar cada día más este nuevo concepto de gobierno para mantener su tradición participativa y dar la pauta a seguir en esta materia”.
En próxima entrega abordaremos otros retos que enfrenta la ciudad de Mérida en la óptica del doctor Peraza Guzmán.
Mérida | Retos
Mérida | Retos
Potencial
“Existe una falta de consideración y de valoración hacia el potencial del Centro Histórico. Es el segundo más grande y denso del país y esa jerarquía no se ha traducido en su saneamiento y aprovechamiento económico y social”.
Concentración excesiva
Regeneración
“El turismo, la recreación y la nueva habitabilidad que fomentan la inversión foránea y la toma de conciencia ciudadana de sus atributos, son el principal aliciente para la regeneración del Centro a mediano plazo”.