Noticias de Yucatán
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Señor gobernador: Habiendo llegado a los 100 días de gobierno, tiempo más que suficiente para enterarse a fondo de todo el teje maneje del inolvidable —por saqueador y corruptor— gobierno sin escrúpulos, como fue el de Ivonne Ortega, es hora de ponerle el cascabel al gato y dejarse de retórica y de intentar hacer borrón y cuenta nueva.
Han sido 100 días para usted difíciles, pues ante la desorganización y el pillaje, símbolos de Ivonne, se vio obligado a llevar un ritmo de gobierno monótono y sin resultados para el pueblo, me explico: intentando tapar el sol con un dedo se dedicó a pueblear más que a gobernar; a efectuar actos asistencialistas, como repartir pollos a diestra y siniestra, sin control regulatorio ni apoyo para alimentarlos, ¿cuántos vivirán?, con tal de que digan que algo se está haciendo, pero en ningún momento de esa puebleada observé alguna obra detonante de creación de empleos o infraestructura.
Pero, bueno, como quiera que sea, los 100 días llegaron sin pena ni gloria. Ha hecho los cambios en el gabinete que ha considerado necesarios para armar la maquinaria que lo acompañará en la tarea de, como dijo en su toma de posesión, “atacar ferozmente la corrupción”. Le concedo el derecho de la duda, pues con Jorge Esma y Ulises Carrillo, paladines de la corrupción, me surgen dudas.
En el ínter de los 100 días e incluso desde el tiempo de Ivonne Ortega se interpusieron ante el ministerio público, hoy flamante Fiscalía, cientos de demandas contra la corrupción rampante de gobierno (Ivonne), con nombres fechas y en qué consistieron los actos corruptos, que van desde abusos de poder, hasta desvío de dinero del pueblo.
Hay demandas de feminicidios, desapariciones forzadas y secuestros, como el caso de mi hermano el doctor Delio Arturo Peniche Manzano, que en el tiempo de ese innombrable gobierno, nomás nada se hizo.
La gobernadora prefirió callar, ignorar al pueblo y vivir viajando, de huateque en huateque, pero menos, sí, menos ¡gobernar! Su preparación académica la limitaba y su Congreso, a modo, la complacía. Pero bueno, ya llegó usted y como por institucionalidad, gobierno que sube, debe darle continuidad a los programas de gobiernos sustentables, viables, es decir, lo bueno; también se carga con lo malo y allí le menciono las deudas a múltiples proveedores y pendientes en el ministerio público. Programas sutentables y viables, asevero, no le dejó uno solo, pero deudas, ¡uf!, seguro que sí, al grado de asegurarle que éste fue su dolor de cabeza en éstos primeros 100 días.
Ya con usted en el Poder Ejecutivo, las denuncias han arreciado, los recordatorios de ciudadanos insatisfechos con la injusticia de Ivonne han aflorado: desvíos, hurtos premeditados en la mayor parte de las secretarías han sido denunciados penal y públicamente a través del “Diario”.
Son tan descarados y maquinados los saqueos del gabinete anterior, que se pueden tipificar, señor gobernador, como delincuencia organizada. Hay nombres de víctimas por desapariciones forzadas, secuestro (aquí, en este punto, a mi familia y a mí denos por solicitantes de una audiencia para tratar el caso de mi hermano) y por haber utilizado sus nombres para cobrar tremendas partidas de dinero, en donde están los nombres de los ex funcionarios delincuentes que abusaron el poder, y la confianza del pueblo que paga con sus impuestos ese dinero que se llevaron.
El “Diario” y habitantes de Ixil, Hunucmá, Mérida, Valladolid y otros municipios más han denunciado con fotos, residencias y vehículos insultantes; que con una simple auditoria de ingresos económicos contra bienes muebles e inmuebles, usted podría comprobar a qué ex funcionarios y funcionarios ratificados me refiero.
Allí en la Fiscalía está ya la denuncia penal, y seguro otras en camino, contra la ex funcionaria Angélica Araujo; allí están las pruebas, ya el ministerio público las tiene en su poder.
Como someramente verá, señor gobernador, la ciudadanía ha protestado en tiempo y forma, ha aportado datos concretos, nombres, lugares y motivos; ¿cuántos gobernantes desearían tener tanta información para actuar? ¡Muchísimos! Por las denuncias interpuestas ante el ministerio público o presentadas públicamente, todo gobierno que modestamente se precie de honesto, por su reputación, debe ordenar, sacudir expedientes y ordenar ipso facto una investigación exhaustiva que demuestre a la sociedad con evidencias contundentes si son ciertas o falsas las demandas penales y públicas.
Pero que se demuestre con pruebas y, aún más, todo debe ser investigado hasta sus últimas consecuencias, ¡porque usted bien claro prometió atacar ferozmente la corrupción! Luego entonces, ¡qué mejor oportunidad! La mesa está servida, usted tiene la palabra. ¡No al borrón y cuenta nueva, no a la impunidad! —Alfonso de Jesús Peniche Manzano