Noticias de Yucatán
Todos somos vulnerables al chikungunya porque no tenemos anticuerpos, alertan
El infectólogo Carlos Machaín Williams, investigador de la Unidad de Ciencias Biomédicas de la Uady, afirma que en esta región todos somos vulnerables al virus del chikungunya porque, por tratarse de un padecimiento nuevo, no se han generado anticuerpos.
El especialista, quien está trabajando en proyectos relacionados con el virus, dice que la explosión de casos que se ha observado en las últimas semanas se explica porque el 90 por ciento de las personas que se infectan tiene manifestaciones clínicas, es decir, presenta síntomas evidentes, a diferencia de otros males en que las personas se infectan pero “no se enferman” y pueden pasar inadvertidas.
También señala que hay complicaciones para un diagnóstico más rápido y certero sobre el chikungunya, lo cual dificulta en gran medida el combate y control del virus, y anticipa que ya se está trabajando en la definición de un método adecuado.
El profesor investigador de la Uady se refiere también, a pregunta nuestra, a las versiones de que una persona infectada con el chikungunya debe dejar de beber alcohol durante varios meses. La afectación al hígado, dice, no es por la enfermedad.
Vulnerables al chikungunya
Como nadie ha generado anticuerpos, todos están expuestos al virus, recuerda un investigador de la Uady.— ¿Por qué se prolonga el dolor?
Por tratarse de una enfermedad nueva en la región y, por consiguiente, debido a que nadie ha generado anticuerpos, a estas alturas todos somos vulnerables al virus del chikungunya, alerta el infectólogo y arbovirólogo Carlos Machaín Williams, profesor investigador del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Uady.
No obstante, dice que hay que tener especial cuidado en mujeres embarazadas, niños pequeños y recién nacidos y adultos mayores, así como en todas aquellas personas que por su estilo de vida o por herencia genética padezcan hipertensión, diabetes, complicaciones hepáticas y renales, y otros males degenerativos.
El investigador de la Unidad de Ciencias Biomédicas de la Uady recalca que el chikungunya sólo afecta una vez, porque después de la infección se genera inmunidad en el organismo. En el dengue, en cambio, hay cuatro variedades que se pueden transmitir en diferentes ocasiones.
“La población no está inmunizada contra el chikungunya, no tenemos anticuerpos, no tenemos defensa, porque nunca habíamos tenido contacto con este virus”, enfatiza.
En cuanto al ataque masivo que se ha observado con este virus, el doctor Machaín Williams explica:
“El 90 por ciento de las personas que se infectan tiene manifestaciones clínicas. Hay muchas otras enfermedades en que las personas se infectan pero no se enferman y pasan inadvertidas. Con el chikungunya es al revés: la mayor parte de la gente que se infecta muestra signos clínicos o, como decimos, se enferma.
“Vivimos en una ciudad de regular tamaño y la misma urbanización permite el desplazamiento del mosco vector (el Aedes Aegypti) , y aunado a que ninguno de nosotros tenemos anticuerpos, vemos como resultado esta explosión de casos”.
“Algo que viene a complicar el tema es que también circula el virus del dengue, que ya conocemos o esperaríamos que la mayoría de nosotros lo conozcamos porque hemos tenido contacto con él de una u otra forma. Sin embargo, el hecho de que tengamos dos virus circulando, uno explosivo que entra y otro que año tras año nos ocasiona algún problemita, complica que puedas decir a simple vista si es uno u el otro. Eso ya de entrada requiere no solamente el aspecto de la clínica, del médico que te va a decir qué tienes, sino que también implica una infraestructura importante para el diagnóstico.
“Como no estábamos preparados para la llegada de este virus, porque lo veíamos de lejos, por decirle de alguna forma, no pensamos en cómo preverlo. Ahora, el hecho de que tengamos que hacer un gasto en las cuestiones diagnósticas dificulta aún más el panorama, porque no podemos saber si tenemos a un paciente infectado con el virus-dengue o uno infectado con el virus-chikungunya. Si no conoces a tu enemigo no lo puedes combatir.
“Eso es lo que nos ha causado mucho conflicto, el hecho de no poder resolver pronto, de no tener un diagnóstico preciso y temprano. Así no se pueden tomar medidas inmediatas para el control y esto propicia la diseminación de los virus”.
El infectólogo indica que mucha gente piensa que el virus del chikungunya se queda en el cuerpo, pero no es así.
“El virus sólo circula en la sangre por un período muy breve de tiempo, digamos de tres o cuatro días”, añade. “Una vez que el sistema inmune lo capta, lo elimina del cuerpo. Pero ¿qué pasa con el dolor, por qué nos queda el dolor? Porque a diferencia del dengue, el chikungunya puede dañar las células de los músculos y del tejido conectivo de los huesos, y obviamente, también las articulaciones. El cuerpo tiene un proceso regenerativo que lleva tiempo y en ese ínter vamos a sentir el dolor. La recuperación dependerá del estado de salud de cada persona. No es lo mismo para un joven de 17 ó 18 años que está en pleno desarrollo que para un adulto mayor que padece artritis, hipertensión, reumas o problemas hepáticos.
Según explica, la recuperación puede durar quince días, un mes o más tiempo, de acuerdo con el estado del paciente. En alguien dañado por la artritis, por ejemplo, pueden ser varios meses.
Todos somos vulnerables al chikungunya porque no tenemos anticuerpos, alertan
El infectólogo Carlos Machaín Williams, investigador de la Unidad de Ciencias Biomédicas de la Uady, afirma que en esta región todos somos vulnerables al virus del chikungunya porque, por tratarse de un padecimiento nuevo, no se han generado anticuerpos.
El especialista, quien está trabajando en proyectos relacionados con el virus, dice que la explosión de casos que se ha observado en las últimas semanas se explica porque el 90 por ciento de las personas que se infectan tiene manifestaciones clínicas, es decir, presenta síntomas evidentes, a diferencia de otros males en que las personas se infectan pero “no se enferman” y pueden pasar inadvertidas.
También señala que hay complicaciones para un diagnóstico más rápido y certero sobre el chikungunya, lo cual dificulta en gran medida el combate y control del virus, y anticipa que ya se está trabajando en la definición de un método adecuado.
El profesor investigador de la Uady se refiere también, a pregunta nuestra, a las versiones de que una persona infectada con el chikungunya debe dejar de beber alcohol durante varios meses. La afectación al hígado, dice, no es por la enfermedad.
Vulnerables al chikungunya
Como nadie ha generado anticuerpos, todos están expuestos al virus, recuerda un investigador de la Uady.— ¿Por qué se prolonga el dolor?
Por tratarse de una enfermedad nueva en la región y, por consiguiente, debido a que nadie ha generado anticuerpos, a estas alturas todos somos vulnerables al virus del chikungunya, alerta el infectólogo y arbovirólogo Carlos Machaín Williams, profesor investigador del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Uady.
No obstante, dice que hay que tener especial cuidado en mujeres embarazadas, niños pequeños y recién nacidos y adultos mayores, así como en todas aquellas personas que por su estilo de vida o por herencia genética padezcan hipertensión, diabetes, complicaciones hepáticas y renales, y otros males degenerativos.
El investigador de la Unidad de Ciencias Biomédicas de la Uady recalca que el chikungunya sólo afecta una vez, porque después de la infección se genera inmunidad en el organismo. En el dengue, en cambio, hay cuatro variedades que se pueden transmitir en diferentes ocasiones.
“La población no está inmunizada contra el chikungunya, no tenemos anticuerpos, no tenemos defensa, porque nunca habíamos tenido contacto con este virus”, enfatiza.
En cuanto al ataque masivo que se ha observado con este virus, el doctor Machaín Williams explica:
“El 90 por ciento de las personas que se infectan tiene manifestaciones clínicas. Hay muchas otras enfermedades en que las personas se infectan pero no se enferman y pasan inadvertidas. Con el chikungunya es al revés: la mayor parte de la gente que se infecta muestra signos clínicos o, como decimos, se enferma.
“Vivimos en una ciudad de regular tamaño y la misma urbanización permite el desplazamiento del mosco vector (el Aedes Aegypti) , y aunado a que ninguno de nosotros tenemos anticuerpos, vemos como resultado esta explosión de casos”.
“Algo que viene a complicar el tema es que también circula el virus del dengue, que ya conocemos o esperaríamos que la mayoría de nosotros lo conozcamos porque hemos tenido contacto con él de una u otra forma. Sin embargo, el hecho de que tengamos dos virus circulando, uno explosivo que entra y otro que año tras año nos ocasiona algún problemita, complica que puedas decir a simple vista si es uno u el otro. Eso ya de entrada requiere no solamente el aspecto de la clínica, del médico que te va a decir qué tienes, sino que también implica una infraestructura importante para el diagnóstico.
“Como no estábamos preparados para la llegada de este virus, porque lo veíamos de lejos, por decirle de alguna forma, no pensamos en cómo preverlo. Ahora, el hecho de que tengamos que hacer un gasto en las cuestiones diagnósticas dificulta aún más el panorama, porque no podemos saber si tenemos a un paciente infectado con el virus-dengue o uno infectado con el virus-chikungunya. Si no conoces a tu enemigo no lo puedes combatir.
“Eso es lo que nos ha causado mucho conflicto, el hecho de no poder resolver pronto, de no tener un diagnóstico preciso y temprano. Así no se pueden tomar medidas inmediatas para el control y esto propicia la diseminación de los virus”.
El infectólogo indica que mucha gente piensa que el virus del chikungunya se queda en el cuerpo, pero no es así.
“El virus sólo circula en la sangre por un período muy breve de tiempo, digamos de tres o cuatro días”, añade. “Una vez que el sistema inmune lo capta, lo elimina del cuerpo. Pero ¿qué pasa con el dolor, por qué nos queda el dolor? Porque a diferencia del dengue, el chikungunya puede dañar las células de los músculos y del tejido conectivo de los huesos, y obviamente, también las articulaciones. El cuerpo tiene un proceso regenerativo que lleva tiempo y en ese ínter vamos a sentir el dolor. La recuperación dependerá del estado de salud de cada persona. No es lo mismo para un joven de 17 ó 18 años que está en pleno desarrollo que para un adulto mayor que padece artritis, hipertensión, reumas o problemas hepáticos.
Según explica, la recuperación puede durar quince días, un mes o más tiempo, de acuerdo con el estado del paciente. En alguien dañado por la artritis, por ejemplo, pueden ser varios meses.