Cuauhtémoc: “Osorio se equivocó frente a Alemania al hacer los cambios”

22 junio 2018
Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy

Cuauhtémoc Blanco (Ciudad de México, 1973) era un jugador salvajemente creativo, un media punta que hacía de la irreverencia su mejor gambeta. “Nací con el don de ser futbolista”, dice fatigado por los últimos días de campaña en su búsqueda por ser gobernador del Estado de Morelos. A la entrevista con EL PAÍS llega apresurado a la cita ataviado con unos jeans, camisa y unas zapatillas blancas. Sus colaboradores entran y salen, algunos se quedan a escucharle.

Blanco camina con el paso cansado, la mirada perdida y el tono desinflado de quien lleva 12 semanas recorriendo la entidad besando bebés y dando discursos en busca del voto. Sin embargo, su rostro y su memoria se iluminan cuando se cumple la única condición que pone para dar esta entrevista: hablar de fútbol. Así da un repaso por su pasado como jugador, el truco con el balón atrapado entre las piernas que sorprendió al mundo y las concentraciones mundialistas. El último ídolo del barrio responde con austeridad explicativa de quien patea el balón contra la pared.

Pregunta. ¿Habrá quinto partido para México?

Respuesta. Ojalá. Si le ganó a Alemania, ¿tú crees que no? ¿Por qué no?

P. ¿Qué opina de ese triunfo?

R. Creo que Osorio se equivocó en hacer los cambios [Carlos Vela salió al minuto 60 por el defensor Edson Álvarez], pero le salieron. Andan muy bien.

P. ¿Qué jugador le sorprendió más?

R. Todos. Hiving [Lozano] es el chavo que puede desequilibrar. Tiene un gran talento. Hay grandes jugadores como Giovani [Dos Santos], hay mentalidad y sólo falta que se pongan las pilas.

P. ¿Cómo eran las concentraciones en los Mundiales en las que estuvo?

R. En la noche hablabas a tu casa porque antes teníamos una empresa que nos patrocinaba para poder llamar a las familias. Lo único que hacías era en la mañana desayunar, me parece que era de las ocho a las nueve. A las 10 entrenábamos. Terminábamos como 12.30, a las dos de la tarde comías. En la tarde entrenabas o descansabas. En la noche cenábamos a las ocho de la noche. Y a las 10 pasaba el masajista. Era una rutina todos los días. Era lo mismo. Llegaba un momento en el que llegabas fastidiado por la misma rutina y las mismas personas. Pero tenías que aguantar por tu gente, por tu país.

P. ¿Cómo era el ambiente?

R. Me llevaba bien con todos. Lo más bonito era hacer bromas. Era muy bromista, sigo siendo muy bromista y la gente se la pasaba increíble porque aguantaban las bromas que les hacíamos. Había una buena comunicación con todos ellos. Había un momento en el que sí te fastidias, hubo días en los que íbamos a salir hasta con golpes de lo mismo de estar tanto tiempo concentrado.

P. ¿Cuál fue la broma más severa?

R. Recuerdo que Jorge Campos tomó una cuchara, la calentó con una vela y quemó al Cabrito [Jesús Arellano]. Se enojó bastante y casi se agarran a trancazos

P. ¿Alguna que usted haya hecho?

R. Yo le bajaba los pants a [Ricardo] Peláez y pues aguantaba, a veces no tenía boxers [calzoncillos]. Les ponía palillos en las sillas...

P. ¿Qué les decía a sus compañeros antes de jugar un Mundial? ¿Qué mensaje transmitía a los más jóvenes?

R. Que saliéramos con todo, jugarle de igual a cualquier selección. De tú a tú. Lo más importante no es tener miedo a las grandes potencias como es Brasil, Argentina, Alemania.

P. ¿Recuerda su último gol con la selección?

R. Fue de penalti contra Francia. Ahí Rafael Márquez lo iba a tirar, pero no quiso. “Tíralo tú”, me dijo. A él le habían dicho que lo tirara. Agarré el balón y se lo tiré al lado derecho del portero, esquinado, estuvo a punto de pararlo. Hay que tener el valor de pararse ahí.

P. ¿Cómo recuerda la Cuauhtemiña? Esa jugada que presumió en el partido contra Corea del Sur en 1998

R. Esa la hice por primera vez como jugador del América. Antes había una cancha de frontón y había dos canchitas que se llamaban espacios reducidos. Ahí te enseñaban técnica individual, cuando terminabas la técnica individual jugábamos cinco contra cinco. Me acuerdo que [Germán] Villa me daba patadas para que soltara el balón porque parecía chapulín brincando con el balón, pero nunca pensé hacerla y me salió, me salió muy bien y a la gente le gustó y se quedó plasmada. Para hacer eso no es fácil, tienes un segundo para hacerlo.

P. ¿No había riesgos al hacerla y comprometer a sus compañeros?

R. No, sólo era quitártelos nada más y brincarlos como la hice en Corea. Te quitas a dos rivales y de ahí tienes la posibilidad de poder hacer un gol o poner un pase.

P. ¿Algunos rivales le dijeron algo de esa jugada?

R. No, nada. Ningún comentario. Son segundos que tienes para hacerlo. No puedes hacerla más de tres o cinco segundos porque si no es retención y te marcan foul.

P. ¿Aún la puede hacer?

R. Sí. Luego cuando jugamos cascaritas la hago y la gente se prende.

P. ¿Por qué será que ningún otro futbolista se arriesgue a hacer esta jugada?

R. Quién sabe. La hago porque soy una persona muy atrevida. Al final de cuentas, me divierto dentro del campo.

P. Usted tenía una capacidad para dar grandes pases, uno de ellos es especial: fue en el Mundial de 2002 cuando asistió a Jared Borgetti para un gol contra Italia

R. Debes conocer a tu compañero. Jared es un gran rematador y su fuerte era por arriba. Cuando agarré el balón y vi que se movió, se la puse. Sabía de los movimientos que hacía él. Y la verdad que fue un pase muy exacto. Quién sabe cómo lo remató, pero hicimos vibrar a México en ese Mundial. Sabía dónde estaban los compañeros Jared, Luis Hernández, sabía cómo se movían y dónde se las tenía que filtrar para que ellos anotaran.

P. Una de sus cualidades era pausar el tiempo y levantar la mirada, ¿cómo lo desarrolló?

R. Es un don que tú traes. Lo he dicho a toda la gente: tengo un segundo de anticipación. Sé dónde están los compañeros. Es una ventaja que siempre he tenido y que muchos no tienen.

P. ¿Y el secreto para tirar los penaltis?

R. Desde que tengo el balón digo: “lo voy a tirar de este lado y de ahí no cambio” porque si lo cambias puedes fallar. Entonces te lo voy a tirar de este lado, en medio, pero nunca cambio.

P. ¿Tomaba mucha distancia para chutar, no cree?

R. Mis compañeros me hacían burla porque me decían “pues si quieres vete a media cancha”. Me sentía más seguro haciéndolo así que más cerquita.

P. ¿Cuál es su gol favorito?

R. Hay tres: uno que le hice al Atlas de media cancha, otro que le hice a Bélgica [en Francia 1998] y el otro que le hice a Brasil en la Confederaciones [1999]. Para mí fueron de los mejores.

P. ¿Aún tiene el toque?

R. Eso nunca se pierde.
Fuente: El País
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