Estás postrado en cama desde el 12 de diciembre pasado, cuando te rompiste la cadera por esas facturas que cobran la vejez y la osteoporosis. Te operaron y, pese a tus achaques, sobreviviste. Luego te cayó encima el covid-19, lo que complicó tu rehabilitación. Libraste el virus con todo e hipertensión. La suerte, sin embargo, duró poco: te descubrieron un tumor en el riñón izquierdo y supiste que la cirugía de la cadera no había funcionado. Por eso ahora cargas con una luxación de fémur que te mantiene postrado en cama.
Fue por la detección del cáncer que los oncólogos del IMSS, los que revisan tu caso, primero recomendaron que no te vacunaras contra el covid-19, hasta saber más sobre tu condición médica. Ahora puedes vacunarte pero no sabes si podrás hacerlo antes de julio, cuando te operen del riñón.
Uno de tus hijos te registró en la página del gobierno de la Ciudad de México para recibir la vacuna en tu domicilio. Ese mismo día, el 27 de abril por la noche, le llegó un mensaje donde te confirmaban la cita para el día siguiente, a las 08:00 horas, pero debías acudir al Centro de Estudios Superiores Navales, en Coyoacán, como a una hora de la casa donde te cuidan, una casa en la alcaldía Álvaro Obregón.
Más adelante, el mensaje informaba que se comunicarían en los próximos días para registrar la cita y “completar tu vacunación en tu domicilio”.
Pero nada. No se han comunicado. “Deben tener mucho trabajo y pocas vacunas”, sueles decirles a tus hijos cuando les preguntas si han llamado para la vacuna y ellos te responden que aún no. “Según tengo que esperar a que anuncien la segunda dosis de adultos mayores en la alcaldía Álvaro Obregón (el 1 de junio) y cruzar los dedos para que me vacunen en la casa, porque la otra es que me lleven en la silla de ruedas al centro de vacunación”.
Hace unos días, en la conferencia diaria de las 19:00 horas sobre el covid-19, una reportera le preguntó al doctor Hugo López-Gatell sobre los pacientes postrados y las dificultades que hay para que vacunar a ese grupo de personas mayores. Primero viste que Gatell se enojó. Pidió pruebas. Se las dieron. Después dijo que no existe razón alguna para que no se les vacune a adultos mayores que están postrados y pidió a la población que, si conocen a alguien con dificultades de movilidad, ayude a que esa persona sea vacunada a la brevedad.
Por eso, porque te conozco y porque deseas tanto la vacuna (sobre todo después de haberte contagiado), es que me atrevo a compartir tu historia. Ojalá que pronto te vacunen. Quieres llegar lo mejor posible a las dos cirugías que te faltan para que puedas regresar a bailar danzón a la Plaza de la Ciudadela.