Noticias de Yucatán
Denuncian que hay monopolios en su operación
Viernes, 24 de julio de 2015
El más grande de los tianguis de Mérida es el de la explanada del mercado de San Roque, en la colonia San José Tecoh, en el sur de la ciudad. Ahí, los domingos, se reúnen más de 1,000 vendedores de 8 de la mañana a 2 de la tarde.
Le siguen los de la Bojórquez, los jueves, con 350; la Francisco I. Madero, sábados y domingos con uno 300 vendedores, y el del parque de la Esperanza con 300, martes y viernes. Otros se ubican en los parques de las colonias San Antonio Kaua y Emiliano Zapata Oriente.
Un líder tianguista, quien pidió no mencionar su nombre, indicó que si bien los tianguis impulsan la economía y son una opción de empleo para quienes no logran conseguir un trabajo o lo han perdido, también son lugares donde se dan prácticas mafiosas amparadas por la inacción de la autoridad y la falta de un reglamento que regule esta actividad.
Un ejemplo de esta mafia que impera en los tianguis, indicó el entrevistado, se da en la renta de toldos, precios que van de los $30 a los $60 y que solamente los comercializa un grupo de personas.
Otro ejemplo son las pacas de ropa cuya comercialización ha proliferado en los últimos años, pues antes se vendían prendas de segunda mano que el tianguista recolectaba y ahora muchos de ellos esperan sus pacas; la luz se roba y la pone también otro grupo de personas.
Dijo que ocurre algo similar a los mercados, donde una sola persona es “dueña” de un montón de puestos, los cuales renta.
En relación a los toldos explicó que son tres o cuatro personas, si acaso, quienes manejan las rentas. “Sí tomamos en cuenta que tan sólo en San Roque hay 1,500 puestos y más de la mitad tiene estas estructuras y lo multiplicamos por un promedio de $40, estamos hablando de unos $30,000, tan sólo en un tianguis.
Comercio sin reglas
La utilidad de los tianguis, nuevo tema polémico
¿Opción laboral, competencia desleal o escaparate de productos piratas?, se le pregunta al presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Mérida, José Manuel López Campos, sobre la proliferación de tianguis por los cuatro puntos cardinales de la capital yucateca.
“¡Los tres!” , contesta categórico el líder de los comerciantes.
Y es que para la ciudadanía los tianguis no sólo han aumentado en número en la ciudad, sino también han crecido al agregarse a la lista nuevas zonas como Francisco de Montejo, además de turnos vespertinos en la comercialización.
Tanto la Cámara de Comercio como el Ayuntamiento calculan en cerca de medio centenar los tianguis existentes hoy día; para la primera son 49 y para el Ayuntamiento de Mérida la cifra es de dos menos, 47, la cual según el secretario de la Comuna, Alejandro Ruz Castro, disminuyó en esta administración, pues al inicio se tenían 57 tianguis registrados y ahora sólo 47, todos con autorización y vigilancia de la Subdirección de Mercados, afirmó el funcionario.
Serían más
A diferencia de ellos, uno de los líderes tianguistas señaló con seguridad que son 76 los mercados semifijos que durante la semana se instalan en la ciudad, los cuales emplean a unas 4,500 personas de manera directa.
Para el directivo de la Canacome, el problema de los tianguis tiene muchas vertientes, pues si bien son una opción laboral en estos tiempos difíciles, se han salido del control de las autoridades y en ellos se comercializa no sólo productos de segunda mano, sino también mercancías que tienen procedencia ilegal o dudosa, además de piratería de un sin número de artículos.
Alimentos
A ello, dijo el dirigente, se le suman alimentos sin medidas de higiene, sin permisos de salubridad y con tanques de gas expuestos al paso de la gente, sin medida alguna de seguridad.
“Esto ocurre a vista y paciencia de todo mundo, pues los inspectores sólo están preocupados por cobrar, no por vigilar”, comentó Armando Canul Pérez, tianguista de ropa desde hace 10 años en la colonia Francisco I. Madero.
La palabra tianguis proviene del náhuatl tiyunquiztli (mercado), y es el espacio tradicional que existió en Mesoamérica, que evolucionó en forma y contexto social a lo largo de los siglos.
Se caracterizan por ubicarse de manera semifija en calles y en días designados por usos y costumbres en los cuales la comunidad local adquiere diversos productos, desde alimentos y ropa, hasta electrodomésticos.
Todo se vende y se compra, es el concepto que tiene en auge el surgimiento de tianguis, bazares y ventas de garaje en varias colonias de Mérida.
En los tianguis se consigue desde una caja de perfume vacía hasta el perfume original y, si algo no hay, se encarga y a la siguiente semana ya está a disposición.
De todo un poco
Los tianguis meridanos han adoptado en su mayoría espacios públicos como parques y canchas deportivas y se han convertido en fuente de ingresos para numerosas personas que han perdido su trabajo o por su edad no han podido conseguir otro.
Lámparas, equipos de sonido, joyeros, celulares, cargadores, secadoras de cabello, bisutería, artículos de ferretería, plantas, libros y revistas atrasadas, piezas de computadora, muñecos, calcomanías, fierros, cables, botones, grabadoras, ollas, cuadros, ropa, calzado, comida y, desde luego, productos pirata, es apenas algo de lo que ofrecen.
De la comida ni qué decir: una amplia variedad de antojitos y comida casera se despliega a lo largo y ancho de ellos. Se consiguen desde kibis, panuchos, empanadas, tortas, tacos, tamales, tostadas y guisos como el relleno negro, cochinita, lechón al horno y poc chuc, incluso ensaladas, carnitas, pambazos, gorditas de chicharrón, marquesitas, xec de frutas y refrescos de sabores.— Luis Iván Alpuche Escalante
Venta Impacto
Los tianguis se instalan todas las semanas en colonias y fraccionamientos meridanos.
Quejas
Si bien algunos vecinos cercanos a los tianguis se quejan del ruido, el tránsito y el estacionamiento en que se convierten los frentes de sus casas, la mayoría los ve como una distracción y un lugar donde, además de pasear, se pueden comprar artículos nuevos, seminuevos y usados, a precios económicos. Otros los consideran una oportunidad para trabajar y ponen su propia venta.