Noticias de Yucatán
Una huella dactilar incriminó al pandillero como uno de los responsables del asesinato. Junto a la cabeza, los criminales dejaron un mensaje “para que el presidente entienda que la pandilla no está contra la población”.
Un pandillero fue condenado a 30 años de prisión luego que el juez 2° de Sentencia de San Salvador lo encontrara culpable del homicidio de una adolescente de 13 años, a quien, junto a otros sujetos, le cortaron la cabeza y la abandonaron en una zona residencial acompañada de una nota con un mensaje para las autoridades; el resto del cuerpo nunca fue encontrado.
Una huella dactilar identificada en la nota de los pandilleros al gobierno incriminó a Yeltsain Balmore Flores como uno de los hechores del crimen.
El expediente judicial detalla que el 7 de septiembre de 2010 pobladores alertaron a la Policía sobre el hallazgo de una cabeza humana en uno de los pasajes de la lotificación Tierra Blanca en San Martín, por lo que agentes llegaron al lugar para atender la emergencia.
Los efectivos policiales llegaron aproximadamente a las 8:00 de la mañana y acordonaron la zona, pero fue hasta dos horas después que llegó el personal de inspecciones oculares y del Instituto de Medicina Legal para el respectivo reconocimiento.
Uno de los agentes que llegó al lugar declaró que la cabeza tenía una nota amarrada en el cabello, la cual decía: “Este es un mensaje para el presidente entienda que la pandilla no está contra la población sino contra el sistema”.
El papel fue analizado meticulosamente y se encontró en el mismo una huella dactilar, la cual fue cotejada con el registro de la Policía y se determinó pertenecía a Flores, un criminal que había sido capturado en varias ocasiones por diversos delitos.
Tras el hallazgo el sujeto fue capturado y acusado formalmente del delito de homicidio agravado en contra de la adolescente, la cual fue identificada como habitante de San Martín.
El pandillero se declaró inocente durante el juicio, y su abogado insistió que nadie lo había visto cometer el asesinato y menos la decapitación de la adolescente, que los familiares de la misma no se habían mostrado como parte ofendida y una simple huella en la carta no era suficiente para responsabilizar a su defendido.
Sin embargo, el juez determinó que por experiencia este tipo de asesinatos no se realizan por una sola persona, es decir que las pandillas establecen roles para sus miembros y en algún momento participó Flores. Del resto de responsables no hay indicios.
Además detalló que tan responsable de un crimen es el que lo comete como el que colabora para que se realice, por lo tanto quedaba establecido que el imputado era culpable del asesinato.
El juez dictó una pena de 30 años contra Flores y a petición suya será enviada al centro penal de Cojutepeque.
Una huella dactilar incriminó al pandillero como uno de los responsables del asesinato. Junto a la cabeza, los criminales dejaron un mensaje “para que el presidente entienda que la pandilla no está contra la población”.
Un pandillero fue condenado a 30 años de prisión luego que el juez 2° de Sentencia de San Salvador lo encontrara culpable del homicidio de una adolescente de 13 años, a quien, junto a otros sujetos, le cortaron la cabeza y la abandonaron en una zona residencial acompañada de una nota con un mensaje para las autoridades; el resto del cuerpo nunca fue encontrado.
Una huella dactilar identificada en la nota de los pandilleros al gobierno incriminó a Yeltsain Balmore Flores como uno de los hechores del crimen.
El expediente judicial detalla que el 7 de septiembre de 2010 pobladores alertaron a la Policía sobre el hallazgo de una cabeza humana en uno de los pasajes de la lotificación Tierra Blanca en San Martín, por lo que agentes llegaron al lugar para atender la emergencia.
Los efectivos policiales llegaron aproximadamente a las 8:00 de la mañana y acordonaron la zona, pero fue hasta dos horas después que llegó el personal de inspecciones oculares y del Instituto de Medicina Legal para el respectivo reconocimiento.
Uno de los agentes que llegó al lugar declaró que la cabeza tenía una nota amarrada en el cabello, la cual decía: “Este es un mensaje para el presidente entienda que la pandilla no está contra la población sino contra el sistema”.
El papel fue analizado meticulosamente y se encontró en el mismo una huella dactilar, la cual fue cotejada con el registro de la Policía y se determinó pertenecía a Flores, un criminal que había sido capturado en varias ocasiones por diversos delitos.
Tras el hallazgo el sujeto fue capturado y acusado formalmente del delito de homicidio agravado en contra de la adolescente, la cual fue identificada como habitante de San Martín.
El pandillero se declaró inocente durante el juicio, y su abogado insistió que nadie lo había visto cometer el asesinato y menos la decapitación de la adolescente, que los familiares de la misma no se habían mostrado como parte ofendida y una simple huella en la carta no era suficiente para responsabilizar a su defendido.
Sin embargo, el juez determinó que por experiencia este tipo de asesinatos no se realizan por una sola persona, es decir que las pandillas establecen roles para sus miembros y en algún momento participó Flores. Del resto de responsables no hay indicios.
Además detalló que tan responsable de un crimen es el que lo comete como el que colabora para que se realice, por lo tanto quedaba establecido que el imputado era culpable del asesinato.
El juez dictó una pena de 30 años contra Flores y a petición suya será enviada al centro penal de Cojutepeque.