NUEVA YORK, EU.- Una nueva generación de profesionistas mexicanos, a menudo con posiciones de primer nivel en la industria financiera y de la publicidad, han ofrecido en años recientes cientos de miles de dólares en ayuda para inmigrantes que llegaron de México en condiciones menos favorables.
Algunos de estos profesionistas se agrupan en asociaciones, en tanto que otros ofrecen recursos, o su tiempo y experiencia, a fin de mejorar las condiciones de uno de los grupos migrantes con menos educación académica y menos favorecidos económicamente de Nueva York, según publica Notimex.
La tendencia revela la profunda desigualdad que existe entre los mexicanos migrantes en Nueva York. Por un lado, la ciudad es el polo de mayor atracción en el mundo para mexicanos profesionistas del mundo financiero, de la publicidad, la mercadotecnia y las relaciones públicas.
Por el otro, Nueva York se ha convertido desde la década de 1990 en uno de los mayores centros de migración para mexicanos de una de la zonas más pobres del país: la sierra mixteca entre los estados de Puebla, Guerrero y Oaxaca.
“Lo que pensamos es que se necesita crear un puente entre las dos comunidades de mexicanos que coexisten en Nueva York, y que casi no tienen contacto. Cada una de esas comunidades es muy numerosa, en su estilo, y muy nueva en Estados Unidos”, indicó Jorge Suárez.
Suárez es fundador de la Asociación de Profesionistas y Empresarios Mexicanos (APEM), una fundación que reúne a casi 200 donadores, casi todos de origen mexicano, que han ofrecido unas 70 becas universitarias anuales con un valor de entre seis mil y 20 mil dólares cada una.
Creada en 2013, la APEM logró recaudar en su primer evento alrededor de 150 mil dólares, y para este año pretende otorgar 70 becas anuales, así como algunas de cuatro años, para alumnos sin documentos que estudien en el sistema de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY).
Suárez, radicado desde hace dos décadas en Nueva York y fundador de una consultoría financiera con oficinas en la Quinta Avenida, considera que los profesionistas mexicanos en la ciudad simplemente contaban con pocas vías para canalizar recursos a la comunidad.
“El único contacto que tienen muchos profesionistas con el grueso de la migración mexicana es cuando recibimos una entrega a domicilio o cuando nos vienen a limpiar la mesa”, lamentó Suárez.
La respuesta de la comunidad profesionista a iniciativas de responsabilidad social como las de APEM ha sido “mixta”, reconoce Suárez, pero la participación ha sido suficiente para que en 2015 la oferta de becas fuera casi mayor a la de los solicitantes.
El reto de la APEM es acortar el rezago de los mexicanos de Nueva York. El Centro de Estudios sobre América Latina y el Caribe de la Universidad de Nueva York (CLACS) señala que 48.6 por ciento de los mexicanos de la ciudad no cuenta con secundaria, y que sólo 11 por ciento es universitario.
Los dominicanos, la segunda comunidad con más rezago educativo en Nueva York, está compuesta por 37.7 por ciento de personas sin terminar la secundaria, y 13.6 por ciento de profesionistas. De la comunidad colombiana, la más avanzada en términos de educación, sólo 18.2 por ciento no tiene secundaria.
Al igual que la APEM, otras varias asociaciones se han enfocado en impulsar la educación de mexicanos mediante donativos y trabajo voluntario de connacionales más favorecidos, entre las que destacan la Alianza de Estudiantes Mexicano Americanos (MASA), Organización Mixteca y Qualitas.
A menudo, asociaciones a favor de los migrantes mexicanos se benefician además de recursos otorgados por el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), la Fundación Juntos Podemos, encabezada por Josefina Vázquez Mota, y por el empresario y filántropo mexicano Jaime Lucero.
“Hay una nueva ola de mexicanos interesados en involucrarse en ayudar a la comunidad menos favorecida. Es real. Creo que hay más consciencia o mayor sensibilización de parte de los mexicanos que llegaron a Nueva York por la puerta grande”, explicó la directora de Qualitas, Susana Camarena.
Qualitas, fundada en 2007, ofrece cursos de educación financiera a la comunidad hispana de Nueva York. En 2015, otorgó casi 80 cursos para más de mil personas en toda la ciudad, lo que tiene un beneficio multiplicador para tres mil individuos.
Eventualmente, estas nuevas organizaciones de profesionistas mexicanos socialmente responsables reemplazan con prácticas institucionales que ofrecen resultados a las añejas organizaciones de la comunidad mexicana de Nueva York, sustentadas en líderes carismáticos aunque poco democráticos.
“Lo que se pensaba en Nueva York es que las organizaciones de la comunidad tenían un modelo muy mexicano de operar. Nos estamos profesionalizando y llamamos la atención de donadores en Estados Unidos que consideran que ahora sí pueden contribuir con los mexicanos”, declaró Camarena.
Algunos de estos profesionistas se agrupan en asociaciones, en tanto que otros ofrecen recursos, o su tiempo y experiencia, a fin de mejorar las condiciones de uno de los grupos migrantes con menos educación académica y menos favorecidos económicamente de Nueva York, según publica Notimex.
La tendencia revela la profunda desigualdad que existe entre los mexicanos migrantes en Nueva York. Por un lado, la ciudad es el polo de mayor atracción en el mundo para mexicanos profesionistas del mundo financiero, de la publicidad, la mercadotecnia y las relaciones públicas.
Por el otro, Nueva York se ha convertido desde la década de 1990 en uno de los mayores centros de migración para mexicanos de una de la zonas más pobres del país: la sierra mixteca entre los estados de Puebla, Guerrero y Oaxaca.
“Lo que pensamos es que se necesita crear un puente entre las dos comunidades de mexicanos que coexisten en Nueva York, y que casi no tienen contacto. Cada una de esas comunidades es muy numerosa, en su estilo, y muy nueva en Estados Unidos”, indicó Jorge Suárez.
Suárez es fundador de la Asociación de Profesionistas y Empresarios Mexicanos (APEM), una fundación que reúne a casi 200 donadores, casi todos de origen mexicano, que han ofrecido unas 70 becas universitarias anuales con un valor de entre seis mil y 20 mil dólares cada una.
Creada en 2013, la APEM logró recaudar en su primer evento alrededor de 150 mil dólares, y para este año pretende otorgar 70 becas anuales, así como algunas de cuatro años, para alumnos sin documentos que estudien en el sistema de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY).
Suárez, radicado desde hace dos décadas en Nueva York y fundador de una consultoría financiera con oficinas en la Quinta Avenida, considera que los profesionistas mexicanos en la ciudad simplemente contaban con pocas vías para canalizar recursos a la comunidad.
“El único contacto que tienen muchos profesionistas con el grueso de la migración mexicana es cuando recibimos una entrega a domicilio o cuando nos vienen a limpiar la mesa”, lamentó Suárez.
La respuesta de la comunidad profesionista a iniciativas de responsabilidad social como las de APEM ha sido “mixta”, reconoce Suárez, pero la participación ha sido suficiente para que en 2015 la oferta de becas fuera casi mayor a la de los solicitantes.
El reto de la APEM es acortar el rezago de los mexicanos de Nueva York. El Centro de Estudios sobre América Latina y el Caribe de la Universidad de Nueva York (CLACS) señala que 48.6 por ciento de los mexicanos de la ciudad no cuenta con secundaria, y que sólo 11 por ciento es universitario.
Los dominicanos, la segunda comunidad con más rezago educativo en Nueva York, está compuesta por 37.7 por ciento de personas sin terminar la secundaria, y 13.6 por ciento de profesionistas. De la comunidad colombiana, la más avanzada en términos de educación, sólo 18.2 por ciento no tiene secundaria.
Al igual que la APEM, otras varias asociaciones se han enfocado en impulsar la educación de mexicanos mediante donativos y trabajo voluntario de connacionales más favorecidos, entre las que destacan la Alianza de Estudiantes Mexicano Americanos (MASA), Organización Mixteca y Qualitas.
A menudo, asociaciones a favor de los migrantes mexicanos se benefician además de recursos otorgados por el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), la Fundación Juntos Podemos, encabezada por Josefina Vázquez Mota, y por el empresario y filántropo mexicano Jaime Lucero.
“Hay una nueva ola de mexicanos interesados en involucrarse en ayudar a la comunidad menos favorecida. Es real. Creo que hay más consciencia o mayor sensibilización de parte de los mexicanos que llegaron a Nueva York por la puerta grande”, explicó la directora de Qualitas, Susana Camarena.
Qualitas, fundada en 2007, ofrece cursos de educación financiera a la comunidad hispana de Nueva York. En 2015, otorgó casi 80 cursos para más de mil personas en toda la ciudad, lo que tiene un beneficio multiplicador para tres mil individuos.
Eventualmente, estas nuevas organizaciones de profesionistas mexicanos socialmente responsables reemplazan con prácticas institucionales que ofrecen resultados a las añejas organizaciones de la comunidad mexicana de Nueva York, sustentadas en líderes carismáticos aunque poco democráticos.
“Lo que se pensaba en Nueva York es que las organizaciones de la comunidad tenían un modelo muy mexicano de operar. Nos estamos profesionalizando y llamamos la atención de donadores en Estados Unidos que consideran que ahora sí pueden contribuir con los mexicanos”, declaró Camarena.