La nota, difundida en foros yihadistas, señala que “los soldados del califato colocaron artefactos explosivos a la vez que cuatro de ellos atacaron con armas ligeras y cinturones explosivos” en esta operación, en la que murieron “cerca de quince cruzados” y otros resultaron heridos.
Además, el grupo amenazó a la población “cruzada” en Indonesia, a la que prometió que “después de hoy, no tendrá seguridad en la casa de los musulmanes”.
El atentado tuvo lugar en el barrio de Jalan Thamrin, una céntrica zona de la capital indonesia donde se encuentran varios hoteles y restaurantes frecuentados por extranjeros y las oficinas de la ONU, en las cercanías del palacio presidencial.
El asalto comenzó a media mañana, con una primera deflagración delante de un local de la cadena Starbucks, cerca de un puesto de policía, que dio inicio a un intenso tiroteo seguido por otra explosión.
El intercambio de disparos continuó en un cine situado en el centro comercial Sarinah, donde se atrincheraron varios atacantes hasta que fueron abatidos por la Policía horas más tarde.
Tres de los atacantes murieron en el tiroteo, mientras que los otros dos lo hicieron al detonar la bomba que llevaban en la motocicleta con la que se lanzaron contra el puesto de la Policía, indicó el jefe de las fuerzas de seguridad, Tito Karnavian.
Karnavian explicó que en la acción murieron dos civiles, un indonesio y un canadiense, y así lo confirmó posteriormente el Gobierno en un comunicado, mientras que se registraron veinte heridos, incluidos cinco agentes.