Desestimar en sucesivas oportunidades un cuadro gripal o un resfrío para seguir yendo a la oficina genera que la posibilidad de contraer un cuadro de mayor severidad crezca más del 50 por ciento. Entre los factores que llevan a evitar el reposo se cuentan las presiones laborales, las necesidades económicas y los conflictos familiares. En cuanto a las razones de la predisposición a enfermarse nuevamente se destaca el estrés.
De acuerdo con un estudio realizado en Dinamarca con la participación de 12 mil personas, y cuyas conclusiones integran la más reciente edición de la publicación especializada Journal of Epidemiology and Community Health, ir a trabajar estando enfermo incrementa las chances de desarrollar cuadros más severos en el futuro.
Más precisamente, en el mencionado documento los especialistas indicaron que “quienes repetidamente -en la investigación se tomó un parámetro específico: seis veces- concurren al trabajo desestimando las molestias generadas por un cuadro gripal o de fiebre, presentan 53 por ciento más probabilidades de sufrir en el futuro una afección que los deje en cama por al menos dos semanas”.
“En cuanto a la posibilidad de padecer cuadros aún más severos y con más cantidad de días de reposo (dos meses), y tomando como comparación a aquellos integrantes del grupo control que se decidían a faltar al trabajo cuando se sentían mal, los que asistían siempre tuvieron 74 por ciento más posibilidades de caer en cama”, agregaron.
Para llegar a estas cifras, las personas involucradas en la muestra debieron responder un complejo cuestionario en el cual se destacaba una pregunta: ¿Cuántas veces en el pasado año y medio concurrieron al trabajo sabiendo que era mejor quedarse en reposo?. Las respuestas fueron consideradas en relación a la cantidad de días que habían terminado faltando en los últimos 18 meses.
“A la hora de considerar los factores que influyen para tomar la decisión de levantarse de la cama e ir a trabajar aún sintiéndose verdaderamente mal, hallamos que la incertidumbre que reina en el mundo laboral, las presiones, las necesidades económicas, los conflictos familiares y el sentido de responsabilidad -presente sobre todo en aquellos que ocupaban un cargo gerencial o en el cual tenían mucho gente a cargo- encabezan la lista”, señalaron los responsables del estudio.
“Por su parte, cuando nos pusimos a pensar cuál puede ser la razón para que luego se produzcan las recaídas llegamos a elaborar la teoría de que el hecho de no frenar un poco el ritmo laboral y aún en los casos de automedicación, (porque ni siquiera podemos considerar las consultas médicas que la mayoría no realiza alegando en muchos casos falta de tiempo) no completar los tratamientos por las modificaciones de horario que permanentemente se producen, conspiran contra la salud. Sin embargo, tampoco debemos olvidarnos del estrés. Llegar a una oficina enfermo y enfrentarse a una situación de estrés debilita el sistema inmune”, sostuvieron.
En la misma línea el Doctor Oscar Kahan, médico especialista en Medicina del Trabajo postuló: “Sin dudas el estrés está relacionado con las enfermedades provocadas o agravadas por el ritmo laboral porque es un factor que incluye directamente en la disminución y el descenso de las defensas naturales del organismo. Esto facilita el desarrollo de cuadros gripales e infecciosos”.
“Para prevenir esto es importante frenar cuando aparezca el malestar aunque también contar con un buen clima de trabajo en el cual los horarios sean fijos para que la persona se pueda acostumbrar al ritmo y evitar las alteraciones del cuerpo”, concluyó.
De acuerdo con un estudio realizado en Dinamarca con la participación de 12 mil personas, y cuyas conclusiones integran la más reciente edición de la publicación especializada Journal of Epidemiology and Community Health, ir a trabajar estando enfermo incrementa las chances de desarrollar cuadros más severos en el futuro.
Más precisamente, en el mencionado documento los especialistas indicaron que “quienes repetidamente -en la investigación se tomó un parámetro específico: seis veces- concurren al trabajo desestimando las molestias generadas por un cuadro gripal o de fiebre, presentan 53 por ciento más probabilidades de sufrir en el futuro una afección que los deje en cama por al menos dos semanas”.
“En cuanto a la posibilidad de padecer cuadros aún más severos y con más cantidad de días de reposo (dos meses), y tomando como comparación a aquellos integrantes del grupo control que se decidían a faltar al trabajo cuando se sentían mal, los que asistían siempre tuvieron 74 por ciento más posibilidades de caer en cama”, agregaron.
Para llegar a estas cifras, las personas involucradas en la muestra debieron responder un complejo cuestionario en el cual se destacaba una pregunta: ¿Cuántas veces en el pasado año y medio concurrieron al trabajo sabiendo que era mejor quedarse en reposo?. Las respuestas fueron consideradas en relación a la cantidad de días que habían terminado faltando en los últimos 18 meses.
“A la hora de considerar los factores que influyen para tomar la decisión de levantarse de la cama e ir a trabajar aún sintiéndose verdaderamente mal, hallamos que la incertidumbre que reina en el mundo laboral, las presiones, las necesidades económicas, los conflictos familiares y el sentido de responsabilidad -presente sobre todo en aquellos que ocupaban un cargo gerencial o en el cual tenían mucho gente a cargo- encabezan la lista”, señalaron los responsables del estudio.
“Por su parte, cuando nos pusimos a pensar cuál puede ser la razón para que luego se produzcan las recaídas llegamos a elaborar la teoría de que el hecho de no frenar un poco el ritmo laboral y aún en los casos de automedicación, (porque ni siquiera podemos considerar las consultas médicas que la mayoría no realiza alegando en muchos casos falta de tiempo) no completar los tratamientos por las modificaciones de horario que permanentemente se producen, conspiran contra la salud. Sin embargo, tampoco debemos olvidarnos del estrés. Llegar a una oficina enfermo y enfrentarse a una situación de estrés debilita el sistema inmune”, sostuvieron.
En la misma línea el Doctor Oscar Kahan, médico especialista en Medicina del Trabajo postuló: “Sin dudas el estrés está relacionado con las enfermedades provocadas o agravadas por el ritmo laboral porque es un factor que incluye directamente en la disminución y el descenso de las defensas naturales del organismo. Esto facilita el desarrollo de cuadros gripales e infecciosos”.
“Para prevenir esto es importante frenar cuando aparezca el malestar aunque también contar con un buen clima de trabajo en el cual los horarios sean fijos para que la persona se pueda acostumbrar al ritmo y evitar las alteraciones del cuerpo”, concluyó.