Tan genial como provocativo. Salvaje y creativo como pocos. Icono de la música en los años ochenta, noventa y el nuevo siglo. Aclamado por estrellas y fanáticos por igual. Un símbolo llamado Prince, quien ayer falleció a los 57 años.
Los equipos de emergencia encontraron al cantante inconsciente en un ascensor de su estudio Paisley Park —Minnesota—, pero no lograron revivirlo, informó una fuente oficial. “Le aplicaron el masaje de reanimación pulmonar, pero no lograron revivir a la víctima. Fue declarado muerto a las 10:07 locales”, explicó la oficina del sheriff del condado de Carver, Minnesota. Cabe señalar que Prince fue tratado de una sobredosis seis días antes de morir, según informó el sitio especializado en celebridades TMZ, uno de los primeros en difundir la noticia ayer por la mañana.
La noticia del sorpresivo fallecimiento del cantante causó conmoción en el medio musical, donde dejó una avalancha de “alumnos”. Y es que su influencia terminó por dejar huella en otros artistas y sus canciones, desde Sinead O’Connor con la desgarradora “Nothing Compares 2 U” hasta Cyndi Lauper con “When You Were Mine” o la alegre “Manic Monday” de The Bangles.
Quizás la mejor forma de enmarcar el legado de Prince se encuentra en la dedicatoria que tiene en el Salón de la Fama del Rock and Roll, —en el que fue inducido en 2004—: “Marcó la norma al crear una síntesis del funk negro y el rock blanco que sirvió como base para la música de vanguardia en los años 80. Prince hizo música bailable buenísima y rock con un trasfondo electrizante y funky. Desde el comienzo, él y su música fueron andróginos, astutos, sexys y provocadores”.
El artista, cuyo nombre verdadero era Prince Rogers Nelson, nació el 7 de junio de 1958. Tenía uno de los sonidos más originales y cautivadores, ya fuera tocando la guitarra con un estilo ostentoso, abiertamente inspirado en Jimi Hendrix, o cambiando su voz de un grito nasal a un falsete erótico. Con su partida, el pop amanece apresado por un doloroso silencio.
