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En las ciudades todo el tiempo estamos en contacto con ondas invisibles que transmiten señales wifi. Ya sean redes públicas, de hogar, en el trabajo o eventos sociales, el principio de esa señal es la radiación.
A niveles considerables, las ondas de radiación pueden modificar el comportamiento celular haciendo que las células se reproduzcan a ritmo acelerado, incrementando las posibilidades de contraer cáncer. El mito de que el wifi puede causar cáncer surgió del hecho, de que estamos continuamente expuestos a la señal.
Sin embargo, para estudiar las posibilidades, la Organización Mundial de la Salud estudia directamente los efectos de las ondas electromagnéticas (EMF), y recopiló varios estudios al respecto para prevenir las posibilidades de que las personas contraigan cáncer con su constante contacto.
Con millones de seres humanos utilizando smartphones y trabajando en oficias con wifi diariamente, sería un problema terrible.
Los resultados nos dejan dos situaciones a considerar: Aunque el espectro en que se transmite la señal de wifi, es similar a la de un microondas, que es poca para significar un problema de salud; existe un riesgo, aunque remoto.
La OMS categorizó a la señal wifi como un cancerígeno Clase 2B, al mismo nivel que el diésel, carbono y plomo, como ejemplos, según publicó el portal HowStuffWorks.
Eso quiere decir: aunque el riesgo es poco, bajo circunstancias muy específicas, las personas en efecto, podrían adquirir la enfermedad. Pero no se asusten, no basta con estar cerca de un módem o estar en contacto con una red durante todo el día por varios años.
Deberían experimentarse alteraciones en la señal, alejados a lo que ofrecen las compañías para que se creara un riesgo verdadero.
No debes cancelarlo en tu casa y/u oficina. Por ese motivo la OMS se mantiene revisando los avances constantes en la materia, con la finalidad de evitar que algún “progreso” en estas tecnologías, se convierta en un riesgo sanitario real. Dinero en Imagen