Un estudio de la Universidad de Colorado advirtió que las
tostadoras liberan una alta cantidad de polución en el aire. Apenas
se encienden, comienzan a liberar partículas tóxicas en una cantidad mayor a la
que afectaría a una persona que está en la intersección de dos avenidas de una
gran ciudad.
De hecho, buena parte de las tareas rutinarias de una casa,
como cocinar y limpiar, arruinan el aire.
Los niveles de polución tras asar un pollo, por
ejemplo, son 13 veces mayores a los del aire de los centros urbanos; tostar dos
rodajas de pan causa el doble de esa polución, es decir tres veces más que el
límite de seguridad que establece la Organización Mundial de la Salud. El trabajo
aconsejó que, al realizar estas acciones, se abran las ventanas y se utilicen
los extractores.
Los componentes orgánicos volátiles (VOC), como se los
denominan, no se quedan ni siquiera en el shampoo, el perfume o el
limpiamuebles: salen y se convierten en fuente de alergias y problemas
respiratorios, que pueden afectar la salud del sistema circulatorio y el
corazón. Una vez en la atmósfera, estos contaminantes cotidianos causan
más polución que los automóviles y los camiones.
Las tostadoras y hornillas generan más polución que los
centros urbanos
Los investigadores del Instituto Cooperativo de
Investigación en Ciencias Ambientales de CU (CIRES) presentaron estos
resultados en la reunión anual de la Asociación Nacional para el Avance de la
Ciencia (AAAS) de los Estados Unidos, que se realizó en Washington DC el 20 de
febrero. "Los hogares nunca fueron consideraron como una fuente importante
de polución del aire y es un momento adecuado para comenzar a explorarlo",
presentó el tema la profesora de Ingeniería Mecánica Marina Vance.
"Queríamos saber cómo cambian la química de un hogar
las actividades básicas como cocinar y limpiar", agregó a la web de
noticias de CU. En 2018 Vance fue codirectora de proyecto Observaciones de
Química Microbial y Ambiental en el Hogar (HOMEChem).
El primer hallazgo sorprendió a los investigadores: las
grasas que se queman en la cocción de alimentos y los gases que emiten las
hornillas son particularmente dañinos y se quedan en el ambiente por
aproximadamente una hora. "Incluso el simple acto de hacer una tostada
subió los niveles de partículas mucho más allá de lo esperado", detalló
Vance.
Vance advirtió que las "partículas ultra-finas"
que encontraron durante el experimento, es decir que están habitualmente en los
hogares, se depositan en órganos como el corazón, el hígado, los pulmones y el
cerebro. "Las partículas similares que producen los automóviles diesel se
han asociado a la enfermedad coronaria, el derrame cerebral y el cáncer de
pulmón".
Vance se explayó sobre el problema de la tostadora: "Cuando se hace una tostada, las resistencias que se ponen al rojo comienzan a calentar los desperdicios y la suciedad en el aparato, que incluyen aceites. A eso hay que agregarle el pan mismo: va a emitir un arco de elementos. Encontramos etanol, un subproducto de la levadura. Y las pequeñas partes del pan que toquen las resistencias generarán humo, como las migajas en el fondo de la tostadora: todo eso crea un montón de partículas".
Agencias