Noticias de Yucatán
(apro).- “¡Tírense al piso!”, gritaron los sicarios. “El que voltee a ver, hasta aquí llegó”, advirtieron.
Era un comando de ocho hombres armados que irrumpió con violencia en un velorio en la calle Peras número 26 la colonia Cuauhtémoc, municipio de Coatzacoalcos, al sur de Veracruz, y abrió fuego para ejecutar a cuatro personas y herir de gravedad a dos más.
En la carpeta de investigación que abrió la Fiscalía General del Estado (FGE), los asistentes al funeral de Salvador Aguilera Guzmán de 32 años, narran cómo los sicarios revisaron cuarto por cuarto de la humilde morada y una vez que localizaron a María Ángeles Morales, esposa de Guzmán, la acribillaron a quemarropa.
Lo mismo ocurrió con Óscar Egrimí Román, Javier Guzmán Vázquez y Allison Castillo, amigos del difunto que ahí era velado. El grupo criminal dejó un narcomensaje sobre los cuerpos tendidos y huyó a toda velocidad en dos vehículos, uno rojo y el otro verde. Las autoridades ministeriales no han dado a conocer el contenido del narcomensaje.
En el ataque resultaron lesionadas otras dos mujeres, vecinas de Salvador Aguilera, quienes fueron trasladadas de emergencia a un hospital de la localidad.
Uno de los testigos de la masacre narró a policías ministeriales lo que observó antes de la balacera: uno de los asistentes le llamó por teléfono a uno de los hoy occisos, quien recibió la advertencia de que se saliera del cortejo fúnebre, pues irían a buscar a más personas ahí para acabar con ellas.
Por eso, de inmediato sacaron a todos los niños que ahí se encontraban y los refugiaron en casas de vecinos de otra colonia.
Luego del ataque, elementos de la Secretaria de Seguridad Publica acordonaron el área en espera de las autoridades ministeriales para que realicen las diligencias correspondientes.
En Coatzacoalcos, tierra de asentamiento de Los Zetas, la violencia se recrudeció a raíz de la detención en Cárdenas, Tabasco, del líder regional Hernán Martínez Zavaleta, El Comandante H, así como del abatimiento de Bernardo Cruz Mota, El Niño Sicario, y Elías Aguirre Sánchez, El Metro, mandos de Los Zetas en aquella región.
Tras esos hechos, hoy sus subordinados mantienen una lucha interna por el control de la plaza, con la consecuente ejecución de varios integrantes.
Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que en el primer año de gobierno de Miguel Ángel Yunes se han cometido dos mil 414 asesinatos –de los cuales, según el mandatario, 70% son ejecuciones del crimen organizado– y 178 secuestros (cifras locales).
También se han registrado 20 mil 787 robos de vehículos y a casa-habitación, sin contar aquellas víctimas que han optado por no denunciar, debido a las amenazas recibidas o por desconfianza en las autoridades.
El SESNSP no incluye a los presuntos delincuentes “abatidos” por fuerzas policíacas estatales o federales, porque, de acuerdo con las autoridades, no se trata de homicidios.
Tal vorágine delincuencial se explica por la batalla territorial en la región de la Huasteca, Totonacapan, Olmeca, altas montañas, en el sur e incluso en zonas urbanas que tienen células de Los Zetas, CJNG, Ántrax, Cártel de Sinaloa, Grupo Sombra (FEGS), Cártel del Golfo y grupos independientes de huachicoleros.
(apro).- “¡Tírense al piso!”, gritaron los sicarios. “El que voltee a ver, hasta aquí llegó”, advirtieron.
Era un comando de ocho hombres armados que irrumpió con violencia en un velorio en la calle Peras número 26 la colonia Cuauhtémoc, municipio de Coatzacoalcos, al sur de Veracruz, y abrió fuego para ejecutar a cuatro personas y herir de gravedad a dos más.
En la carpeta de investigación que abrió la Fiscalía General del Estado (FGE), los asistentes al funeral de Salvador Aguilera Guzmán de 32 años, narran cómo los sicarios revisaron cuarto por cuarto de la humilde morada y una vez que localizaron a María Ángeles Morales, esposa de Guzmán, la acribillaron a quemarropa.
Lo mismo ocurrió con Óscar Egrimí Román, Javier Guzmán Vázquez y Allison Castillo, amigos del difunto que ahí era velado. El grupo criminal dejó un narcomensaje sobre los cuerpos tendidos y huyó a toda velocidad en dos vehículos, uno rojo y el otro verde. Las autoridades ministeriales no han dado a conocer el contenido del narcomensaje.
En el ataque resultaron lesionadas otras dos mujeres, vecinas de Salvador Aguilera, quienes fueron trasladadas de emergencia a un hospital de la localidad.
Uno de los testigos de la masacre narró a policías ministeriales lo que observó antes de la balacera: uno de los asistentes le llamó por teléfono a uno de los hoy occisos, quien recibió la advertencia de que se saliera del cortejo fúnebre, pues irían a buscar a más personas ahí para acabar con ellas.
Por eso, de inmediato sacaron a todos los niños que ahí se encontraban y los refugiaron en casas de vecinos de otra colonia.
Luego del ataque, elementos de la Secretaria de Seguridad Publica acordonaron el área en espera de las autoridades ministeriales para que realicen las diligencias correspondientes.
En Coatzacoalcos, tierra de asentamiento de Los Zetas, la violencia se recrudeció a raíz de la detención en Cárdenas, Tabasco, del líder regional Hernán Martínez Zavaleta, El Comandante H, así como del abatimiento de Bernardo Cruz Mota, El Niño Sicario, y Elías Aguirre Sánchez, El Metro, mandos de Los Zetas en aquella región.
Tras esos hechos, hoy sus subordinados mantienen una lucha interna por el control de la plaza, con la consecuente ejecución de varios integrantes.
Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que en el primer año de gobierno de Miguel Ángel Yunes se han cometido dos mil 414 asesinatos –de los cuales, según el mandatario, 70% son ejecuciones del crimen organizado– y 178 secuestros (cifras locales).
También se han registrado 20 mil 787 robos de vehículos y a casa-habitación, sin contar aquellas víctimas que han optado por no denunciar, debido a las amenazas recibidas o por desconfianza en las autoridades.
El SESNSP no incluye a los presuntos delincuentes “abatidos” por fuerzas policíacas estatales o federales, porque, de acuerdo con las autoridades, no se trata de homicidios.
Tal vorágine delincuencial se explica por la batalla territorial en la región de la Huasteca, Totonacapan, Olmeca, altas montañas, en el sur e incluso en zonas urbanas que tienen células de Los Zetas, CJNG, Ántrax, Cártel de Sinaloa, Grupo Sombra (FEGS), Cártel del Golfo y grupos independientes de huachicoleros.