El origen del siniestro fueron los potentes rayos del sol
que pasaron por un pedazo de cristal que funcionó como lupa y del resto se
encargaron las ráfagas de viento.
El terreno está cercado con una malla ciclónica y la reja
estaba cerrada con una cadena con candado, según información recabada en el
lugar del siniestro, el incendio inició en la parte Norte del frente de la
propiedad y el viento se encargó de empujar la lumbre a lo largo de la calle y
hacia el interior del predio, al sitio acudió el camión de redilas de la
Dirección de Siniestros y Rescate de la Secretaría de Seguridad Pública, con
número 1634, el cual cuenta dos depósitos con capacidad para 1,000 litros de
agua cada uno, así como una bomba de agua con sus respectivas mangueras, picos
y palas, entre otras herramientas; posteriormente llegaron las camionetas 2133
y 865.
Los bomberos primero sofocaron el fuego que corrió a lo
largo de la calle y que estaba quemando dos postes de madera de Telmex,
mientras tanto varios “tragahumo” saltaron la malla ciclónica y sus compañeros
les pasaron sus respectivos aspersores para que apagaran el fuego, que avanzaba
rápidamente hacia el fondo del terreno y también para humedecer la hierva y
cortarle el paso a la lumbre.
Ante la dificultad para brincar la malla ciclónica, los
“tragahumo” sacaron una cizalla con la que cortaron el candado que les impedía
el acceso al terreno, una vez librado el obstáculo se introdujeron al predio
otros seis o siete bomberos equipados con sus respectivos aspersores tipo
mochila, en virtud de que el fuego ya había dado cuenta de aproximadamente la
mitad de la propiedad, de unos 100 metros de fondo; es importante señalar que
los bomberos tenían que apagar hasta el último carbón para evitar que el viento
reviviera el incendio.
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