Holanda.- Un matrimonio en Holanda procreó a una niña la cual llamaron Renske, creció y decidió estudiar Biología por el gusto a los animales y trabajó en un santuario para focas. Su vida era tranquila, sin pensar que un día recibirían una terrible noticia: su hija había sido asesinada por su pareja, sin embargo lo más sorprendente del caso es que más tarde adoptarían como su propio hijo al asesino de su hija, su novio, quien le habría arrebatado la vida de la manera más cruel.
Fue en el 2008 en Suiza, a donde la joven se fue porque había conseguido un mejor lugar para trabajar. Era instructora de esquí, y ahí conoció a Alasam, un refugiado que provenía del oeste de África. Cuando se conocieron Renske y Alasam rápidamente congeniaron, se enamoraron y todo parecía una relación normal, sin embargo la pesadilla estaba a punto de llegar.
La tragedia
Fue el 13 de abril del 2011, cuando la pareja ya llevaba dos años de relación, cuando la madre de la joven se quedó despierta hasta tarde viendo las noticias y se enteró que habían matado a una mujer en el lugar de trabajo de su hija y con sus mismas características, según lo informó ABC News.
"Había noticias en internet de que una joven había sido asesinada por un hombre con rastas. es muy pequeña y había un solo hombre con rastas, así que sabía que tenía que ser Alasam y que la joven sería Renske", señaló la madre de la víctima.
Sus sospechas se hicieron realidad y al siguiente dos policías aparecieron en su puerta.
Me dijeron que Renske y Samarie habían discutido y que él la golpeó en la cabeza con un matafuegos, comentó.
Tras la muerte de la joven, sus padres no comprendían por qué un hombre que consideraban “gentil y amoroso” habría hecho eso, y por ello, al transcurrir dos meses de lo sucedido, le escribieron una carta a Alasam y la enviaron a la cárcel, en donde le expresaban que querían hablar con él.
"(El encuentro en septiembre de ese año) fue muy emotivo. Nuestra terapeuta estaba allí, al igual que su abogado. Estábamos todos sentados en una habitación pequeña. Y luego él entró. Simplemente lloramos (...) Principalmente hablamos sobre lo que él creía que había pasado y por qué había pasado. Para nosotros era un rompecabezas".
Después se dieron cuenta que utilizaba antidepresivos, y asumieron que el consumo de este habrían afectado su comportamiento. El joven fue condenado a 28 años de prisión, sin embargo tomaron en consideración su estado mental y redujeron su pena a cinco años y medio.
Actualmente, tras haber cumplido su sentencia, se encuentra en un psiquiátrico donde no se le permite salir, sin embargo los padres de la joven lo visitan todos los meses y están al pendiente de su estado de salud.
Eddy Hekman y su esposa visitan una vez al mes a Samarie, el hombre refugiado que segó la vida de su descendiente https://t.co/oWjBwfpFZc
— ABC.es (@abc_es) 26 de marzo de 2019
