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Pese a polémicas y tareas pendientes, Renán Barrera Concha deja una mejor ciudad que la que él encontró, señala Dulce María Sauri
En algunos momentos de su administración, Renán Barrera Concha tuvo que lidiar con decisiones polémicas —como cambiar la sede del Carnaval o enfrascarse en un espinoso proceso legal por la iluminación de la ciudad— que lo hicieron blanco de muchas críticas. Según dijo en su momento, lo hizo porque no había más remedio o porque había que defender los intereses de los meridanos.
Concluyen hoy tres años de éxitos importantes, aunque también de titubeos y tareas sin hacer. Pero lo importante, a la hora de juzgar de manera global la gestión, haciendo las sumas y las restas, es que, como admite Dulce María Sauri Riancho, Renán Barrera deja la ciudad de la que fue responsable mucho mejor de como la encontró. No se puede hacer mejor elogio de un gobernante.
Asunto oscuro
En el tema de las luminarias, la ex gobernadora señala que el alcalde se atrevió a resolver un problema visible, muy obvio, porque todas las noches, fuera del insuficiente flujo de luz de las lámparas chinas, Mérida se sumía en la oscuridad.
“No me atrevo a opinar si el litigio judicial fue lo correcto, si Renán Barrera debió emplazar a la empresa para que cambiara lo que estaba mal. No opino en cuanto a la estrategia, pero en cuanto a la decisión de devolverle la luz a la ciudad, hizo lo correcto, tomó una decisión arriesgada, falta conocer el desenlace, pero nadie puede decir que uno de los saldos de su actuación sea la oscuridad”.
La ex senadora es menos complaciente con el cambio de sede del Carnaval. “Si me es dado decirlo, yo hubiera transformado la fiesta. Tengo la sensación de que trasladar el Carnaval obedeció, más que a cuestiones de seguridad, a que ’ya no nos gustaba verlo en Paseo de Montejo’. El festejo agraviaba, por la multitud alcoholizada, por el ruido insoportable… Pero la solución no puede ser barrer la basura debajo de la alfombra: llevar a Xmatkuil los problemas del alcohol y los excesos no los hacen desaparecer”.
No dice que se tomó el “camino más fácil’, pero le hubiera gustado ver un Ayuntamiento más comprometido con la transformación del festejo, decidido a limpiarlo del componente etílico que tanto lo ensucia, del excesivo patrocinio cervecero.
“Es justo reconocer que el alcalde tomó una decisión y nadie puede decir que se escondió o que evadió su responsabilidad”, prosigue. “Pero, como han dicho investigadores sociales, borró de un plumazo el único momento en que había una apropiación de todos los ciudadanos del sitio más emblemático de la cultura meridana. El cambio despojó al Carnaval de ese valor y lo convirtió en una vulgar ‘Feria de Xmatkuil en febrero’”.
Al tocar el asunto de los que, a su juicio, fueron los mayores desaciertos de Renán, dice que, más que cometer algún error en particular, la sensación es que dejó mucha tarea sin hacer.
“Falló en términos de estrategia política, porque tuvo una relación muy complicada con el gobierno del Estado y no la pudo hacer productiva para la ciudad”, señala.
Otra cuestión que a la ex gobernadora le preocupa mucho —y que tiene que ver con el mismo tema de la falta de coordinación con el gobierno estatal— es el de las obras del Centro Histórico. “Esos trabajos no están bien. Día tras día el Ayuntamiento argumentó que no los recibiría hasta que fueran reparados, pero termina la administración y todo sigue igual”.
“Son obras que se hicieron con un multimillonario crédito del BID y estamos pagando los yucatecos. Y el Ayuntamiento no pudo lograr que se corrigieran esas deficiencias. Es un asunto muy grave”.
Entre los problemas de fondo más apremiantes, señala los relacionados con la creación de empleo, única vía para conservar y mejorar la calidad de vida de los meridanos. “Y volvemos de nuevo a las esferas de competencia: no es válido decir ‘es que el impulso a la creación de empleo es competencia de los gobiernos estatal y federal’”.
Aplaude las medidas adoptadas por el Ayuntamiento para facilitar la apertura de nuevos negocios en la ciudad —reducción de trámites, disminución de los tiempos de respuesta, etc.—, pero hace ver que la mejoría es insuficiente, lo que subraya la necesidad de buscar una estrategia común para fomentar las oportunidades laborales. “Porque no basta con que el municipio brinde buenos servicios —que por cierto hay mucho qué mejorar—, si la gente no tiene maneras de conseguir ingresos. Urge una solución de fondo”.
