“La Guayabita” y “La Lámpara” son dostiendas de abarrotes meridanas más allá del medio siglo de existencia; ambas mantienen los nombres que le dieron vida en el pasado a sus esquinas.
“La Guayabita” se ubica en la calle 66 entre 73 y 75, a unas casas de la esquina que le dio su nombre y que, a decir de los vecinos, era donde se encontraba una mata de guayaba cuya sombra cobijaba a quienes esperaban el transporte o descansaban antes de continuar su camino.
Ernesto Barrera Arjona, de 76 años de edad, es el propietario de la tienda de abarrotes, cercana a la Ermita de Santa Isabel y ubicada en la calle 66 entre 73 y 75.
Es su tienda y su casa desde hace 76 años, pero el negocio tiene más de ochenta, pues lo fundaron sus padres Manuel Barrera Pinzón y María Arjona Quintal, quienes se lo heredaron.
Los nombres de las esquinas vuelan a la mente de Ernesto Barrera, los recita de Norte a Sur y de Este a Oeste con memoria asombrosa.
Nos cuenta que la mata de guayaba debió estar a principios de 1900.
“Yo nací en el 35, mi familia vivía aquí a lado de la tienda, no llegue a conocer la mata, pero mi mamá me contaba de ella y de una casita de guano que también ahí estaba”, agregó el entrevistado.
El comerciante asegura que ya nadie le da importancia ni le interesa si las esquinas tuvieron nombre o no, pues en ese entonces Mérida era la quinta parte de lo que hoy es y las calles no pasaban de la 80, de la 40 o del Paseo de Montejo, así que era fácil identificar sus esquinas por nombres.
“Ahora hay como 500 fraccionamientos, cómo vas a tenerlos en la memoria, ¡imposible!, ahora te ubicas por el rumbo o tomas un taxi”, señaló el comerciante.
Otra de las tiendas de abarrotes más antiguas de la ciudad es “La Lámpara”, propiedad de Elías Alcocer Sélem desde hace 43 años y ubicada en la 71 con 42.
La tienda es una herencia de su esposa Esperanza Puerto Castillo, hija de Gerardo Puerto Alonzo, fundador de “La Lámpara”, por lo que se estima que el negocio tiene una antigüedad mayor de 60 años.
No sé exactamente por qué le llaman a la esquina “La Lámpara”, pero me imagino que le pusieron así porque en la esquina había un solo foco que alumbraba toda la calle y tenía forma de lámpara con cubierta arriba en forma de bombillo, para que no se escapara la luz para arriba”, explicó Alcocer Selem.
“Todas las esquinas fueron históricas y nosotros así nos guiábamos de chamacos. Por ejemplo, íbamos a la de Santa Julia en la 62, donde se vendían los mejores trompos de la ciudad”, comentó el comerciante.
Al paso de los años y con el cambio de propietarios muchos comercios han cambiado de giro y de nombre, pero aún existen por las calles meridanas aquellos que tomaron sus nombres o que les dieron los suyos a las esquinas, como “La Lámpara” y “La Guayabita”.
“Soy una persona que cita muchas calles por nombres, pero ahora ya no existen, se han cambiado muchas tiendas; por ejemplo, ahora cómo dices: “¡Vivo en la esquina del Oxxo! -¿De cuál? -¿Cómo te guías así, si en todos lados hay Oxxos?”, comentó don Elías Alcocer.- Luis Iván Alpuche Escalante
Esquinas | Historia
Dos opiniones relacionadas con los nombres de las esquinas de la vieja Mérida.
Conservar el pasado
“Un edificio, una inscripción, un nombre antiguo debe ser respetado como un recuerdo duradero, destinado a ligar la generación pasada con la actual y a prolongar, por decirlo así, la existencia del hombre, haciéndole ver como presente, todo lo que aconteció en los siglos que precedieron a su nacimiento”, escribió Fausto A. Hijuelos F. en una monografía dedicada a Mérida.
“El cintarazo”
Es otra de las esquinas históricas, Jorge Álvarez Rendón cuenta que se le llama así a los cruces de las calles 80 con 81-A y que era donde debía doblar la manada de cerdos, trasladados desde la estación del ferrocarril hasta el rastro. Para que los animales doblaran en la esquina el que los guiaba les daba un cintarazo.