La alcaldesa Angélica Araujo repartiendo boletos para el concierto de hoy
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A la creciente inconformidad de los vecinos de La Plancha y las denuncias de dirigentes cívicos, empresariales y políticos por el uso de recursos públicos para pagar el concierto de Shakira, ayer se sumó una revelación que hizo el productor ejecutivo a una cadena de radio nacional: el evento no cuesta 21 millones de pesos, como han dicho las autoridades y otros promotores del polémico acontecimiento.
"Esas cifras son de locura", dijo Darío de Léon, productor ejecutivo del concierto de la cantante colombiana en Mérida, cuando el conductor de un programa de radio le preguntó sobre las reiteradas declaraciones de funcionarios del Ayuntamiento de que el evento cuesta -y ya pagaron- 21 millones de pesos.
"No tengo ni idea de qué se trata, el concierto ni por lejos cuesta ese dinero -manifestó el productor-. La inversión en la parte del evento y la producción que nosotros hacemos dista mucho de ese dinero..., pero muchisísimo".
El conductor, René Franco, citó durante la charla, de aproximadamente 20 minutos, información publicada por Diario de Yucatán y nuestra página en internet www.yucatan.com.mx sobre los gastos en el concierto, la cifra que pagaría la Comuna meridana y la información que circula sobre la fiesta posterior que sería promovida por Angélica Espadas, hija de la alcaldesa Angélica Araujo, en la que participarían los seleccionados nacionales sub-17.
Con respecto a las obras, declaró: "Sí hay una inversión muy grande, pero que se le va a quedar a la gente porque es un parque", esto último en referencia al terreno de La Plancha. Sin embargo, según consta en las facturas de los tres pagos hechos por el concierto, los 21 millones son sólo para la presentación, como publicamos.
Esas nuevas revelaciones se hicieron a unas horas de que se realice el concierto hoy en Mérida. Las medidas de seguridad que se establecieron en las calles aledañas a los terrenos de la ex estación central de ferrocarriles han causado una ola creciente de inconformidad entre vecinos, sobre todo porque han perdido la libertad de entrar y salir de sus casas a la hora que quieran.
