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El mexicano Oswaldo Alanís (Morelia, 1989) afronta una encrucijada. En julio fue anunciado como nuevo jugador del Getafe. En México el entusiasmo burbujeó por ver a otro de sus futbolistas en España. Un mes más tarde, sin jugar un partido, el club ha prescindido de él.
En conferencia de prensa, el director deportivo del conjunto azulón, Nico Rodríguez, zanjó la situación. "Se está trabajando en una posible salida. Está claro que tener overbooking (saturación) de defensas, concretamente, tenemos tres centrales zurdos y se está buscando un destino para Oswaldo". Durante la pretemporada, Alanís no fue considerado para jugar los partidos amistosos. Los últimos meses han sido agrios para el defensor. En junio fue borrado, por el entrenador Juan Carlos Osorio, de la lista final para disputar el Mundial pese a jugar en las eliminatorias para el Mundial y en la Copa Confederaciones, la antesala a Rusia 2018.
Para explicar la situación de Oswaldo Alanís hay que rebobinar a diciembre. El futbolista negoció con las Chivas de Guadalajara, su antiguo equipo, para ampliar y mejorar su contrato, el cual vencía en junio pasado. El club tapatío se lo negó, le ofreció el mismo salario por otros seis meses. Las negociaciones se rompieron. El jugador fue mandado a entrenar en el conjunto filial. Los dirigentes le desplazaron en una estrategia habitual en el fútbol mexicano: colocar su nombre en una lista negra y no permitirle jugar hasta que los dirigentes decidan su porvenir.
Alanís fue respaldado por la naciente Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFPro) y sus propios compañeros del seleccionado mexicano, como Andrés Guardado y Javier Chicharito Hernández, le apoyaron. La presión mediática llevó a Chivas a reinstalar a Alanís y permitirle abandonar el club en cuanto terminara su contrato algo que, en cualquier otra Liga, sucedería sin problema; sin embargo, en el circuito mexicano, los directivos habían bloqueado a los jugadores en calidad de agentes libres. El método es conocido como pacto de caballeros en la que los dirigentes de todos los clubes acuerdan rechazar a los jugadores en esa simbólica lista negra.
En mayo, el presidente del Getafe, Ángel Torres, confirmó a Oswaldo Alanís como su nuevo futbolista. "El entrenador [José Bordalás] nos ha pedido cinco o seis refuerzos y en eso estamos", comentó a Marca. Las declaraciones de Nico Rodríguez, director deportivo, han exterminado las posibilidades de que Alanís se mantenga en la plantilla aunadas a la contratación del defensor Ignasi Miquel.
A Alanís le queda esperar las soluciones de su agente. Con 29 años, el internacional mexicano se esfuerza a encontrar un sitio en Europa. Otra alternativa, como han sugerido algunos medios de su país, es llegar a la Major League Soccer (MLS), en Estados Unidos.
"Hola, azulones, soy el nuevo jugador del Getafe, muy contento de estar aquí y vengo a sumar al equipo. Que estén muy bien, les mando un abrazo a todos", lanzó el futbolista mexicano en la única comparecencia oficial con el Getafe en vídeo. Alanís quiere salir del callejón.
El mexicano Oswaldo Alanís (Morelia, 1989) afronta una encrucijada. En julio fue anunciado como nuevo jugador del Getafe. En México el entusiasmo burbujeó por ver a otro de sus futbolistas en España. Un mes más tarde, sin jugar un partido, el club ha prescindido de él.
En conferencia de prensa, el director deportivo del conjunto azulón, Nico Rodríguez, zanjó la situación. "Se está trabajando en una posible salida. Está claro que tener overbooking (saturación) de defensas, concretamente, tenemos tres centrales zurdos y se está buscando un destino para Oswaldo". Durante la pretemporada, Alanís no fue considerado para jugar los partidos amistosos. Los últimos meses han sido agrios para el defensor. En junio fue borrado, por el entrenador Juan Carlos Osorio, de la lista final para disputar el Mundial pese a jugar en las eliminatorias para el Mundial y en la Copa Confederaciones, la antesala a Rusia 2018.
Para explicar la situación de Oswaldo Alanís hay que rebobinar a diciembre. El futbolista negoció con las Chivas de Guadalajara, su antiguo equipo, para ampliar y mejorar su contrato, el cual vencía en junio pasado. El club tapatío se lo negó, le ofreció el mismo salario por otros seis meses. Las negociaciones se rompieron. El jugador fue mandado a entrenar en el conjunto filial. Los dirigentes le desplazaron en una estrategia habitual en el fútbol mexicano: colocar su nombre en una lista negra y no permitirle jugar hasta que los dirigentes decidan su porvenir.
Alanís fue respaldado por la naciente Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFPro) y sus propios compañeros del seleccionado mexicano, como Andrés Guardado y Javier Chicharito Hernández, le apoyaron. La presión mediática llevó a Chivas a reinstalar a Alanís y permitirle abandonar el club en cuanto terminara su contrato algo que, en cualquier otra Liga, sucedería sin problema; sin embargo, en el circuito mexicano, los directivos habían bloqueado a los jugadores en calidad de agentes libres. El método es conocido como pacto de caballeros en la que los dirigentes de todos los clubes acuerdan rechazar a los jugadores en esa simbólica lista negra.
En mayo, el presidente del Getafe, Ángel Torres, confirmó a Oswaldo Alanís como su nuevo futbolista. "El entrenador [José Bordalás] nos ha pedido cinco o seis refuerzos y en eso estamos", comentó a Marca. Las declaraciones de Nico Rodríguez, director deportivo, han exterminado las posibilidades de que Alanís se mantenga en la plantilla aunadas a la contratación del defensor Ignasi Miquel.
A Alanís le queda esperar las soluciones de su agente. Con 29 años, el internacional mexicano se esfuerza a encontrar un sitio en Europa. Otra alternativa, como han sugerido algunos medios de su país, es llegar a la Major League Soccer (MLS), en Estados Unidos.
"Hola, azulones, soy el nuevo jugador del Getafe, muy contento de estar aquí y vengo a sumar al equipo. Que estén muy bien, les mando un abrazo a todos", lanzó el futbolista mexicano en la única comparecencia oficial con el Getafe en vídeo. Alanís quiere salir del callejón.
Fuente: El País