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La tradición del Hanal Pixán cobró vida de una manera
especial con el Paseo de las Ánimas que encabezaron el alcalde Renán Barrera
Concha y su esposa Diana Castillo Laviada, presidenta del DIF, y sus hijos,
todos ataviados con el traje regional. La columna de ánimas partió del
Cementerio General con rumbo a San Juan, sobre la calle 66, que estuvo
abarrotada de meridanos y turistas nacionales y extranjeros.
A lo largo del derrotero, que abarcó unas 13 cuadras
desde el Cementerio hasta San Juan, se instalaron más de 400 altares de
muertos, que en muchos casos incluyeron a las rezadoras, quienes con cantos y
oraciones dieron el sabor especial a esta celebración, broche de oro del
Festival de las Ánimas 2018.
El olor del incienso, el aroma de los pibes, el colorido
de los ternos y las flores, así como la decoración en general de los Altares,
hicieron de esas 13 cuadras una verdadera réplica de las poblaciones del
interior. La ambientación que incluyó pozos, albarradas, comales.
Hubo seis tarimas para los espectáculos relacionados con
el Día de Muertos que incluyeron música de tríos, teatro, estampas folclóricas,
ceremonias mayas, música autóctona. Dichas tarimas se ubicaron en puntos
estratégicos del Cementerio General, la Ermita y San Juan.
Desde las seis de la tarde comenzaron las actividades y a
esa hora el alcalde llegó para realizar un recorrido de San Juan a la Ermita,
tramo en el que los Consejos de Participación Ciudadana instalaron altares.
Renán Barrera saludó a los trabajadores a cargo de los
altares en ese tramo y les agradeció el esfuerzo extra que realizan para
participar en un evento que busca reforzar la tradición, darla a conocer a los
visitantes y no dejarla morir entre los más jóvenes.
Posteriormente en el Cementerio General, el alcalde
encabezó el inicio formal del Paseo de Ánimas, con el encendido de las
veladoras al pie de la casona principal del Cementerio General, luego de
presenciar una ceremonia maya a cargo de un x´men.
Encabezada por un grupo de niños, el alcalde, su esposa e
hijos Renán y Daniela, además de la secretaria de Turismo, Michelle Fridman
Hirsch, diputados, regidores y funcionarios municipales, encabezaron la larga
columna que incluyó a unas 600 ánimas, salió del Cementerio General con
veladoras en las manos, rezando y entonando cánticos alusivos a estas fechas.
A lo largo del derrotero se instalaron también altares de
vecinos que se suman de esta manera a la conservación de una de las tradiciones
más importantes para los yucatecos. A ellos se sumaron también grupos de
catrinas que recorrieron las calles amalgamando tradiciones de otras partes del
país con la yucateca y que se tomaron la foto del recuerdo con cuanto visitante
lo solicitó.
Igualmente el común denominador fueron las fotos, vídeos
y selfies que tomaron los participantes a lo largo de todo el trayecto.
El Paseo de las Ánimas, que en esta edición cumple diez
años de realizarse, atrajo a miles de personas que disfrutaron una jornada
netamente familiar, envuelta en los olores, sabores, música y recuerdos.
La música prehispánica, con caracoles y tunkules, así
como las guitarras de varios tríos amenizaron desde diferentes puntos el paso
de las ánimas. Familias enteras y visitantes nacionales y extranjeros se
sumaron a esta actividad que fue el colofón del Festival de las Ánimas
organizado por el Ayuntamiento.
También las leyendas mayas, la vaquería, el juego de
pelota dieron realce desde las diferentes tarimas a este encuentro con las
ánimas que cada vez se afianza más en el gusto de los meridanos y atrae a
turistas de varios países.
Renán Barrera recordó que el Festival de las Ánimas se ha
convertido ya en un ícono de la cultura, tradición y gastronomía y ha dado fama
a Mérida más allá de las fronteras, ya que atrae incluso a medios internacionales
como Discovery Channel y National Geographic.
—Estamos en los ojos del mundo en este evento que es cien
por ciento de los meridanos y que ha trascendido administraciones municipales
precisamente porque la participación ciudadana es la que lo mantiene vivo
—expresó.
Hubo tarimas con actividades artísticas y culturales en
el Cementerio General, tanto en el interior como a la entrada, en el parque y
el jardín botánico de La Ermita, en la esquina del Diamante y en el Parque de
San Juan. Ahí, los visitantes disfrutaron espectáculos de diferentes
disciplinas, “aderezados” entre olores de incienso, pibes y chocolate, lo que
dio a la noche el toque especial de una de las tradiciones más arraigadas entre
la gente.
Participaron integrantes de unos 400 consejos comunitarios
de todos los rumbos de la ciudad.
Se observaron largas filas en los módulos que se
instalaron de pinta caritas.
De acuerdo con la Policía Municipal participaron como
espectadores más de 60 mil personas en el tramo que comprendió del Cementerio
al Parque de San Juan.